22

386 57 1
                                    

Aunque ya habían pasado dos meses desde aquella noche en la que con un beso se habian convertido en novios, a Win todavía le costaba mucho internamente el no acalorarse o avergonzarse cuando Bright le decía "cosas de novios" frente a sus amigos, justo como ahora.

En estos dos meses, habían pasado más cosas de las que Win había vivido en toda su vida. Empezando porque después de aquella salida clandestina en la que vio gente gritar y motos correr, no habían podido detenerlas, y, esperar hasta la última visita del día, cuando ya todos creían que Win dormía para así poder aventurarse a los brazos de Bright, se había convertido en una rutina, cosa que había hecho a Win establecer una buena relación con casi todos los amigos de Bright.

A excepción del señor Zee.

Win sabía que él era buena persona, pero llegó a concluir que simplemente no le caía bien, algo que no entiende, pues Win intentó por mucho tiempo acercarse a él, e inclusive disculparse por si alguna vez hizo algo malo sin darse cuenta.

Cuando Win compartió esas inquitudes con Bright, él le contestó que efectivamente, Zee era una persona tosca y distante, pero que en el fondo era buena persona, y eran cosas por las que Win no tenía que preocuparse; por otro lado está Dew. La relación con él se había fortalecido como nunca antes, y a veces es como si... como si Nani estuviese con él todavía.

Con los demás chicos era casi lo mismo. Era una convivencia hermosa que hacía a Win feliz cada día. A los ojos del menor ellos eran muy chistosos. Soltaban siempre un comentario ocurrente, aún cuando la situación no lo requería, y eso era lo que los hacía especiales según Win.

—¡Gané!—exclamó el menor de todos allí, estampando su mano contra la mesa una vez más.

—¡No es justo!—Tay se quejó—Ya son cinco partidas seguidas en las que ganas. ¡Es hora de que reveles cómo nos has estado haciendo trampa!

—Todo es culpa de este.—Gemini acusó a Bright con su dedo índice.

—Ya, acepten que es muy bueno con las cartas-Dew salió en su defensa.

—Es cierto. Yo no he hecho trampa.—aseguró—He tenido mucho tiempo a solas para aprender. Si quieres puedo enseñarte—ofreció un Win, en lugar de ofendido, sonriente y con ojos emocionados.

Un carraspeo hizo que todos los ojos en la sala fueran a parar sobre quien lo produjo.

—Tendrá que ser después. Win y yo tenemos que irnos.

Y Win gimoteó en queja hacia las palabras de su novio, pero se puso de pie ante sus regaños, a sabiendas de que sí, era momento de irse.

Se despidió de todos los chicos dándoles un cariñoso abrazo y dejando un beso tronado en la mejilla de cada uno.

Al llegar a casa, Win pasó del bache como si nada; a quien sí le costaba un poco todavía, era a Bright, quien por su tamaño, sudaba más que unas gotas, pero con la ayuda de Win ya del otro lado, era mucho más fácil que en un principio.

—Tienes que irte, lo sabes ¿no?—dijo Win en contra de su voluntad una vez que estuvieron abrazados en la cama.

—Lo sé—respondió el mayor, extasiado por ese olor que a pesar de los meses no había dejado de gustarle ni un poco.

-¿Entonces?

—Quiero quedarme—Bright puchereó jugueteando con el borde de su pijama.

El menor emitió sonidos en desacuerdo mientras le daba la espalda.

—Sabes que mamá vendrá mañana, así que no es posible que te quedes, además, tú tienes trabajo. Debes irte o el señor Zee te regañará.

—"El señor Zee" no me regaña—Bright rió ante el apodo que Win seguía usando para él.

—¡Ay sí!—Volteó nuevamente, con cejas fruncidas ante la mentira—¡Yo lo he escuchado!

—¿Ah, sí?—Bright se pegó más a él, ahora realmente interesado en la conversacion—¿y qué es lo que has escuchado?

—Escuché cuando te dijo que tus prioridades habían cambiado mucho. Escuché cuando te dijo que estabas haciendo cosas muy arriesgadas que los pondría en peligro a todos. Escuché cuando dijo que tú serás responsable de lo que pasaría de aquí en adelante... Ah, y también sé que te regañó la noche de la carrera, sólo que esa vez no sé qué dijo—Win canturreó triunfante por haber destapado su mentira.

—¿No te han dicho que es de mala educación escuchar conversaciones ajenas, jovencito?—Bright jugueteaba todavía, intentando hallar una mejor respuesta en su cabeza porque Win le había atinado perfectamente a la situación.

Esa noche de la carrera, la discusión que habían tenido fue tan fuerte que la banda estuvo a punto de disiparse. Zee le había dicho tantas cosas, (algunas en las cuales tenía razón), pero algo que Bright no pudo soportar fue que se metiera con Win, y en cuanto escuchó el nombre de Win salir de los labios de Zee para profesar cosas que él no conocía, Bright se desconoció a sí mismo y no le importó otra cosa que defenderlo de quien fuera, (incluido Zee).

Y es desde ese día que Bright comenzó a cuestionarse sobre lo que realmente siente por Win, porque algo sí es seguro, Bright pudo acostarse con él esa misma noche, pero no lo hizo, y le fustró tanto no saber porqué, después de todo ¡Eso era lo que quería. Por eso había arriesgado más que su vida. Por eso venía aquí cada día! Y su fustración fue aún mayor cuando después de millones de veces de haber estado a punto de hacerlo, algo lo detenía, y no era la falta de deseo, esa siempre había estado ahí, pero... Algo no se sentía correcto. Bright nunca había experimentado algo como eso, y la única forma que encontró para sobrellevarlo, fue evadiéndolo... Aunque de algo sí estaba seguro, no se apartaría de Win ni aunque su mente fuera un tsunami de advertencias, pensamientos y sentencias.

—¡Yo no los escuché!—Se defendió frunciendo sus labios y nariz con desagrado—Pasaba por ahí porque la pelota de ping pong se nos había caído, además, sus voces eran muy fuertes. Todo mundo en la sala podía escucharlos.

Aunque Bright seguía perdido en sus pensamientos, fue casi inconsciente la forma en la que se rió y besó a su novio, desvaneciendo la mueca que se formó en sus labios, porque le fue inevitable recordar aquella misma carita de enojo de cuando le robó su primer beso.

—Bright...

Las risas y los besos cesaron cuando Bright se dio cuenta que el tono de voz de Win ahora era serio, e incluso un poco afligido.

—¿Qué pasa?—Dijo tomando sus mejillas con ambas manos mirándolo a pesar de la poca luz que había en la habitación.

—Por favor sé sincero conmigo-suspiró entre sus manos.—¿El señor Zee está enojado contigo por mi culpa?

Bright suspiró porque no podía creer que a Win todavía le agobiara el tema.

—¿Qué te hace pensar eso?

Y Win desvió la mirada.

No quería echar a First de cabeza. Su relación con él habia mejorado mucho desde aquel primer encuentro, pero sabe que no hay otra forma de conseguir la verdad si no le confiesa a Bright que ya lo sabe todo.

—Sé que el señor Zee no me quiere contigo porque cree que soy peligroso para ustedes, y First tiene razón. Lo mejor es que... lo mejor es que ya no nos veamos.

La habitación de bañó de silencio por unos minutos en los que ninguno de los dos decía nada, hasta que Bright acomodó un poco la furia, el desconcierto, la desesperación y la impotencia que surgían en su interior, y logró decir:

—Es cierto. Zee piensa que es arriesgado que seamos novios, y no voy a mentirte, lo es, pero yo te prometí que te cuidaría, y lo voy a cumplir. Ambos necesitábamos de esto. Tú necesitabas de mí para dejar estas cuatro paredes atrás, y es que nadie puede permanecer tanto tiempo encerrado, tarde o temprano perderías la razón, Y yo... yo necesito de ti para tantas cosas que tú ni siquiera te imaginas, pero por si no te has dado cuenta, algo me estás haciendo, porque como Zee lo ha dicho, no soy el mismo desde que estás tú.

...

Burbujita - Br!ghtwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora