[ maknaez; el cielo es mi persona. ]

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Hyein y Haerin se habían conocido en la iglesia en la que iban junto a sus padres. Crecieron juntas, pero Haerin, después de años, empezó a sentirse atraída por la menor. Hyein le mandaba señales muy indirectas que milagrosamente, Haerin logró captar.

Se notaba que Hyein tenía miedo de ser homosexual. Pero junto la ayuda de Haerin, ambas lograron entenderse mutuamente.

Una tarde, en el patio de la iglesia, Haerin y Hyein se encontraron en su 'lugar'. Era un pequeño cuarto detrás de los baños que ellas mismas habían decorado a su antojo.

— Hyeinie. —llamó su atención.

— ¿Sí? —dijo Hyein, con una sonrisa.

— Realmente quiero besarte. —se acercó.

Hyein tragó en seco.

— Yo... igual. Pero tengo mie--- —Haerin la calló, al fin besándola.

Duraron un buen rato así, Haerin acomodó su mano en el cuello contrario, mientras que Hyein seguía con sus brazos en sus muslos.

— Esto... está mal. —dijo Hyein, apartando a Haerin.

— Hey, —agarró el mentón de Lee—. no. Mírame---

— ¿Qué tal si en verdad nos iremos al infierno?

— Cálmate. No iremos---

— O sea... ¿qué tal si tienen razón? —Hyein, frotó sus ojos con frustración.

Haerin no dijo nada, solamente la miró a los tiernos ojos almendrados.

— Sería el fin. Pero yo- yo no quiero---

— Ponme atención, Hyeinie. —agarró su rostro, acariciando sus lindas mejillas.

— ¿¡Qué?! —se alteró.

— Estaremos bien. —dijo mientras reía nerviosa.

— ¿Cómo puedes estar tan segura?

— Diría lo mismo. —se acomodó—. ¿Y qué si hay un infierno?

— ¿Qué tonterías dices?

— Iremos al infierno juntas. —sostuvo una de las manos de Lee en las suyas, acariciandolas.

— ¿Juntas? —miró a sus manos entrelazadas.

— Tomaré tus manos. Nos besaremos. —rió—. Te amaré más. La temperatura no importa. Lo que importa es que tu agarre esté en cualquier parte de mi cuerpo. El cielo está en tus besos, y la luz en tus abrazos. Y tal vez cuando ese momento llegue... me quedaré cálida. Justo como en casa... después de un largo día lluvioso... tu temperatura será lo único que importa. Y justo como los árboles... sentirás mi amor y mi afecto desesperado floreciendo. Y nada cambiará. El cielo está justo donde estás. El cielo eres tú. —y la besó como nunca imaginó haberlo hecho, sabiendo que aunque perdiera todo, ganaría algo mejor, a Lee Hyein.

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