[ madmakz; compré tomates. ]

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— Llegué. —avisó Hyein en un tono algo alto para avisarle a su compañera de cuarto su llegada. Cerró la puerta suavemente para no hacer mucho ruido. Eran las 11 de la noche.

— ¡Hyeinie! ¿Cómo te fue con Haerin-ah? —preguntó Minji, dejando los trastes que estaba lavando en el lavamanos. La abrazó sutilmente.

— Nada mal. Fuimos al carnaval. —dijo sonriendo con cansancio, Lee.

— ¿Estuvo divertido?

— Sí, estaba bien. Aunque gasté mucho dinero. —rió, separándose del abrazo.

— Así son los carnavales Hyeinie. —dijo.

Logró ver el rostro de Hyein, un tanto cansado, pero hinchado. Como si hubiera llorado. Sus ojos un poco rojos, aunque no los podía ver tan bien gracias a la tenue luz en la casa. Sus cejas relajadas y una sonrisa como si estuviera incómoda.

— ¿Qué pasa? —dijo arqueando las cejas, Minji.

— ¿Qué pasa con qué?

— Estas haciendo la cara de cuando algo está mal. —agarró el rostro de la menor.

Un momento de silencio, y Minji logró ver cómo los grandes ojos de su amiga se iban cristalizando poco a poco.

— Minji.

— ¿Sí?

— No sé- Yo...

— Oh, Dios. —dijo, viendo las lágrimas caer por sus rellenitas mejillas—. De acuerdo, ven aquí. Está bien. —la guió al sillón, sentándola y acariciando una de sus rodillas.

— No sé que hacer. —sollozó fuertemente.

— Hey, está bien. Toma la caja de pañuelos. —se la otorgó, limpiando las lágrimas de sus mejillas—. ¿Te sientes bien como para hablarlo?

— No. No lo sé. No- lo- —sollozó aún más.

— Recuerda respirar. ¿Okay? Respira, Hyeinie. Estoy aquí. —acariciaba sus manos con dulzura para luego abrazarla.

Duraron así unos minutos.

— No voy a hacerte decirme lo que pasó, pero si hablas, yo escucharé. Y si no quieres, puedo hacer otra cosa.

— Okay. —dijo entre hipos.

Unos minutos más de escuchar los lloriqueos de Hyein, y decidió calmarse.

— Minji. —dijo entre los brazos de la mayor.

— Hm?

— Estoy asustada.

— ¿Por qué? —la apartó para poder mirarla a los ojos.

— Haerin terminó conmigo. —las lágrimas amenazaban con salir de nuevo.

— Oh, cielo. Lo siento tanto. —la abrazó de nuevo, sintiendo la respiración apresurada de Hyein.

— No esperaba que hiciera eso tan pronto. —lloró, cerrando los ojos, sintiéndose miserable.

— Hey, mírame. —agarró el rostro de Hyein—. Es sólo tu primer día sin ella. Estarás mejor sin estar cerca de ella. Lo prometo. —le sonrió para transmitirle al menos un poco de calma.

Se abrazaron de nuevo por un par de minutos.

— ¿P-Puedo dormir contigo hoy? —parecía una niña pequeña luego de una pesadilla.

— Claro. —se separaron nuevamente—. ¿Quieres que corte algo de fruta? Compré tomates. —sonrió.

— Sí... eso me encantaría.

one shots nwjns !! Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt