Capítulo 79

44 6 0
                                    

Narra Amber.

Despierto y me encuentro en la misma posición que me dejaron antes, mi mente está aturdida.

Las piernas duelen y no dejo de sangrar, me dejaron aquí como un perro.

Estar en esta situación me trae recuerdos tediosos.

Sabía que esto podría pasar pero quise creer que no, soy una estúpida, muy estúpida.

Debí irme lejos.

Pero tenía que enamorarme del ser humano que odia las mentiras.

Ah, mierda.

Ya no siento mis piernas, ni mi cara.

No se cuánto tiempo a pasado, pero por el estado de mis piernas, ya debe ser el día siguiente.

Mis ojos se cierran por los efectos restantes del sedante, alguien vuelve a entrar y me inyecta nuevamente para perder el conocimiento.

____________

Entre abro los ojos por los movimientos bruscos de mi cuerpo, me están llevando casi arrastrada para afuera.

Al salir noto que ya es de noche nuevamente

Dos guarda espaldas me llevan, uno a cada lado sosteniéndome desde mis brazos, dejando el rastro de mi sangre chorrear el piso haciendo un camino.

Si intento escapar...

Seria imposible con mis piernas en este estado, ese hijo de puta.

Noto que me llevan a una camioneta y me lanzan a un hueco, asumiendo que es el maletero.

Cierran con fuerza luego de ajustar mis brazos en mi espalda y engancharlo a una cadena.

Mis ojos intentan cerrarse pero frenan y aceleran con intención para lastimarme, a su vez los  escucho hablando fuerte y burlándose

- se creía la gran cosa solo por estar al lado del señor, pero terminó peor que las putas que el deja.

- es una mujer estúpida, jugó con nuestro señor pero no sabe lo que le espera por esa estupidez que hizo

- escuché de una de las sirvientas que el señor pidió una mujer para esta noche después de entregar a esta traidora

Me tenso con su conversación.

Una mujer??

Entregar??

De verdad lo haras.

- esa perra nunca perteneció aquí, es una sucia Italiana - se ríe

- ojalá hubiéramos podido torturarla y abusar de ella - asquerosos

- una perra como ella es lo que merece, por su culpa la señorita despareció.

Idiotas.

Se detienen y golpeó mi cuerpo a la puerta de puerta del maletero.

No se escucha más nada, solo el carro apagado y el calor es terrible, así como la falta de oxígeno.

Siento que pasa el tiempo y nadie viene.

Mierda.

Me dejaron aquí a propósito dejando todo cerrado.

El maletero se abre devolviendo el oxígeno que faltaba y sacan a empujadas terminando arrodillada en el piso, muerdo mis labios por el dolor de mis piernas.

- aquí la tenemos señor - dice uno de los guardaespalda.

Levanto la mirada y lo veo frente a mi, su expresión es oscura, fría y fruncida.

irresistible destrucción Where stories live. Discover now