Capitulo XXVI: La Macarena

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—Estás lista?—Mire a Charles confundida y me baje de su cuerpo.

¿Lista para qué?

Mire a Charles con una ceja alzada—Lista para que, Leclerc?—Pregunte.

Charles rascó su cuello y soltó una risa nerviosa—Para la fiesta—Dijo ladeando su cabeza mientras me miraba con una sonrisa.

Comencé a negar con mi cabeza—No, no—Señale a Charles con mi dedo—Tú y yo no hablamos de fiestas, Cha.

Charles me tomo de los brazos e hizo un puchero con su mirada—Por favor, Jules.

Este chico no recordaba lo que había pasado la última vez que había ido a una fiesta con él, la cual no había terminado nada bien para mí.

Charles arrastró mi cuerpo hacia el suyo y con una de sus manos sostuvo mi barbilla para levantar mi rostro—Es la fiesta de despedida del gran premio de Mónaco, no podemos faltar—Charles acerco su rostro y deposito un suave beso en mis labios—Prometo que la pasaremos genial—Añadió.

Mire al monegasco por unos segundos en silencio, no podía creer la gran habilidad de persuasión que tenía, aunque tampoco tenía que insistirme mucho para que le dijera que si, él sabía que a la final terminaría aceptando.

Negué, con mi cabeza, sabía que esto sería una mala idea—Iremos—Musite finalmente a regañadientes con los brazos cruzados sobre mi pecho.

Charles hizo un pequeño baile al escuchar mi respuesta y se tiró en la cama de la habitación del hotel a esperar a que yo me arreglara, le di una última mirada antes de dirigirme al armario y sacar algo para ponerme. Después de una ducha rápida y cambiada de ropa, ya me encontraba lista. Charles y yo salimos de la habitación no sin antes decirme lo hermosa que me veía.

Como ya era costumbre, nos fuimos por caminos separados para no levantar sospecha, lo cual nos había funcionado bien hasta ahorita. Resulta que la fiesta seria en el mismo lugar de antes, para así conservar ese aspecto de privacidad que querían los pilotos.

Charles colocó su mano en mi rodilla llamando mi atención, él me regalo una sonrisa para después devolver la vista a la carretera. Mire a Charles por unos minutos detenidamente, como era que este chico podía ser tan perfecto.

¿Es que acaso había hecho un pacto con un dios griego o algo por el estilo?

El camino al club se me hizo corto, Charles bajo del auto y me abrió la puerta para que yo bajara, lo que le agradecí, juntos caminamos hasta la entrada VIP. Lo primero que vi al entrar fue a Joris con dos tragos en la mano, quien al vernos pego un grito y se acercó a nosotros.

—Miren nada más, los ganadores del día—Joris saludo a Charles con su típico saludo y a mí me dio un beso en la mejilla—Vamos con los demás—Joris nos guio al grupo de amigos de Charles que se encontraba en una mesa jugando ping-pong con bebidas.

Nos encontrábamos viendo el juego cuando Joris me jalo del brazo separándome de Charles, quien se dio la vuelta extrañado hasta que vio que era Joris.

Joris me llevo a la barra donde pidió tres cervezas de las cuales me entrego dos—Es la favorita de Charles y la otra es para ti—Comento.

—No estoy segura de si quiero volver a emborracharme—Comente con una sonrisa, pero Joris rodó sus ojos y empujo la cerveza a mi boca hasta que le di un sorbo.

Esta madre sabia increíble.

—Ganaste el premio de Mónaco de la fórmula 2, Jules—Joris comenzó a caminar conmigo de regreso a la mesa—Disfruta tu victoria, chica.

Llegar a la metaWhere stories live. Discover now