XIX: ¿Vuelven las desapariciones? ★

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No puedo creer que la haya visto. A Jennifer. No es que hayamos sido muy unidas, pero aún así, la conocía. Una vez más había sufrido la desdicha de ver a alguien minutos después de ser asesinado.

Pero ¿Sabes algo? Nadie en Raven Town está contando toda la verdad. Todos ocultamos secretos, unos más grandes que otros, unos con más peso que otros, pero yo voy a decir todo de una vez por todas. Porque estoy cansada de ocultarlo. Estoy cansada de ocultar que oí el grito de Louisa en el bosque hace dos años.

Estaba con Jason, en el bosque. Sus padres y hermano estaban dormidos en casa cuando Jason se escapó. Nos encontramos fuera del cementerio de Raven Town y después de esquivar exitosamente al señor Darren, cruzamos el cementerio hasta llegar a las orillas del bosque, a las aguas del cuervo.

La luna yacía sobre nosotros, dando su típica luz resplandeciente, el negro de la noche pintando todo lo que tocaba, y Jason, a mi lado, tomaba mi mano.

Su cabeza se giraba hacia mi, y me daba una agradable sonrisa. Me pidió que me sentara en una roca alta, cerca del lago, y que posara de forma natural para que pudiera empezar a dibujar, un retrato de mi.

Sus manos hacían que el lápiz danzara por el papel, creando líneas, curvas, garabatos y figuras creando la forma de mi rostro, mi cuerpo, y el paisaje nocturno de las aguas del cuervo. Cuando terminó de dibujar, me indicó que me acercara para ver su obra maestra, la cuál era tan limpia como una fotografía. Jason había logrado capturar cada detalle y toda la escencia del momento.

El mágico momento que se rompió con el crujido de una hoja en el suelo, el sonido que se hubiera hecho si alguien la hubiera pisado. Jason y yo nos alarmamos y corrimos a ocultarnos detrás de una roca, pensando que sería un animal salvaje que se hubiera escapado del pueblo vecino.

Ocultados, bajo las sombras de la noche, nos abrazamos el uno al otro, esperando a sentirnos seguros para huir de ahí. Edperando un aullido, o un gruñido nos quedamos detrás de la roca, pero no fue un sonido animal lo que escuchamos, sino la voz de una mujer, rogando por su vida, y un hombre balbuceando una respuesta. Después de la breve charla que no alcancé por completo a oír por el miedo que bloqueaba mis sentidos, un grito. Desgarrando la garganta de la víctima, un espeluznante grito llenó el silencio del bosque, y Jason y yo huimos lo más rápido posible de ese lugar.

Volviendo a la historia, es esa la razón por la cuál volví tan asustada de ver el cuerpo de Jennifer Murphy en el lago. Mi mente se llenó del recuerdo de la noche de otoño que pasé con Jason, la noche en que Louisa Roberts murió.

Tenía que retomar la investigación, pero estaba muy asustada para eso, así que me limité a sentarme junto a Beck en el almuerzo después de las primeras clases de la mañana.

- Los rumores corren más rapido que el agua de una catarata -dijo Beck.

- No creí que fueran a saberlo tan rápido -respondí.

Nos referíamos a que estábamos saliendo, y ahora todo el mundo lo sabía.

- ¿Cómo estás? -preguntó Beck tomando mi mano en un gesto cariñoso.

- Mejor. Pero hay algo que debo contarte.

Le conté sobre la noche en que Jason y yo nos escapamos al lago, y cómo presencié el asesinato de Louisa Roberts. Creí que Beck iba a enfadarse conmigo por ocultar información tan importante en la investigación, pero solamente se quedó en silencio, y me abrazó.

- ¿Vieron algo sospechoso esa noche? -preguntó Beck después de un tiempo.

- No, sólo escuchamos voces y murmuros, ni siquiera podíamos movernos -respondí.

El diario de Lisa Morgan (En actualización) Where stories live. Discover now