El Dios-Emperador en Multiverso

#16 Dragón

#16 Dragón

(MC punto de vista)

Me moví hacia la entrada del laberinto, solo moví ligeramente telequinéticamente las rocas que bloqueaban la entrada y entré en la guarida de la bestia.

Cerrando la piedra detrás de mí, comencé mi viaje hacia las profundidades de la tumba.

Los kilómetros pasaban rápido debido a mi fisiología, que me permitía ser más rápido que los atletas olímpicos incluso en mi marcha más lenta. Maquinaria y objetos rotos cubrían la tumba, y la única iluminación era un resplandor verde débil y enfermizo. Sería imperceptible para cualquier ser cuyos sentidos fueran menos avanzados que los del Primarca. Para mí, era solo un faro rosa brillante que me guiaba a través de las cámaras en ruinas.

Tardé menos de veinticinco minutos en llegar a mi destino. Ante mí estaba la Puerta del Dragón. Una enorme estructura de adamantium era la única entrada a la cueva de abajo. Las tecnologías esotéricas y formidables estaban entrelazadas en su misma estructura molecular.

La Puerta del Dragón era lo suficientemente grande para que entraran los caminantes de la clase Titán, y el plano básico se usó en realidad para diseñar la Puerta de la Eternidad.

Al llegar a la estructura titánica, estiro la mano y toco su superficie aparentemente desnuda de adamantium. Para cualquier mortal que careciera de suficiente aumento visual, la puerta parecía una enorme superficie perfectamente lisa. Es cierto que cada centímetro cuadrado de la estructura estaba tallado con círculos infinitesimales de naturaleza tanto científica como oculta.

Eran parte de las defensas de la puerta, brindando protección contra las armas más exóticas, incluidos los rayos Adrathic... Una complicada organización de campos de energía autorregeneradores de la Puerta selló el cadáver del Dragón, y mientras la puerta retuvo el cuerpo del Dragón y los restos sellados de Exterminatus podrían sobrevivir.

Cuando la toco, la puerta zumba suavemente. Cedieron bajo mi suave presión. Más como las puertas de roble de una casa solariega que las losas de Adamantium de diez mil toneladas que la Antigravedad apenas colgaba.

Atravesó la puerta y dejé que la puerta se cerrara en silencio. El resplandor verde ahora era omnipresente. El mismo aire brillaba con energías etéreas y olía a ozono. Frente a él estaba la entrada al cadáver de los Dragones.

Cuanto más se acercaba al centro, mayor era la sensación de error.

La geometría de la cámara en sí era imposible, una mente humana normal no podría funcionar en estas condiciones, pero aunque yo no era un ser humano, la sensación de error todavía estaba presente.

Los ángulos eran imposibles, la geometría demente. La distancia era irrelevante y la perspectiva era una mentira. Cada regla de la normalidad se invierte instantáneamente, y el orden natural del universo se derroca en esta nueva y aterradora visión de una realidad distorsionada.

La cámara parecía latir en todas direcciones a la vez, comprimiéndose y contrayéndose de formas imposibles, moviéndose como nunca se suponía que se moviera la roca.