#25 Salvando a Isha

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#25 Salvando a Isha

El dominio de Nurgle en el Reino del Caos no era un páramo yermo, sino un paraíso fantasmal, una jungla casi interminable de muerte y plaga. Bajo la supervisión del Señor de la Descomposición, este reino malsano fue el hogar de todas las viruelas y aflicciones imaginables. Ramas retorcidas y podridas entrelazadas con enredaderas hambrientas cubrían el suelo podrido, entrelazándose como dedos rotos. Los hongos, comunes y espectaculares, se abrieron paso a través del mantillo del suelo del bosque, liberando nubes de esporas sofocantes.


El Jardín de Nurgle era un lugar oscuro y desolado, donde cada parte estaba imbuida de energías viles. Reinaban la enfermedad y la decadencia, y su presencia habría matado a cualquiera sin la bendición de Nurgle. El jardín era una colección de ideas. No tenía la forma correcta como la mayoría de las cosas en la Disformidad.


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Y ahora ese paraíso podrido se está quemando.


Se abrió una brecha en el centro del jardín que permitió que legiones de ángeles atacaran la podredumbre, los ángeles sintieron que sus auras de luz se debilitaban. La podredumbre que gobernaba el lugar estaba profundamente arraigada y resistía sus brillantes vibraciones. Sin embargo, el Ejército Ángel no cedió, sino que avanzó con su voluntad inquebrantable. Su objetivo era quemar las raíces de la descomposición y asestarle un golpe mortal.


Sus espadas de luz bailaban en el aire mientras las usaban para penetrar el suelo, despertando fuegos que tocaron las raíces de la enfermedad. La tierra tembló bajo sus pies mientras avanzaban a través de la oscuridad que los rodeaba.


Los ángeles no sentían fatiga ni miedo, su obediencia a su maestro provenía del centro mismo de su ser. Sus manos estaban llenas de rabia y obediencia ciega cuando tocaron las plantas podridas y las quemaron instantáneamente. El Jardín de la Enfermedad lentamente comenzó a tomar una nueva forma, quemado y reducido a cenizas.


Psychic Flames envolvió el jardín, creando caos y destruyendo todo lo que tocaron. Las pequeñas llamas iniciales se encendieron rápidamente en una espantosa bola de fuego que consumió cada suave lluvia de podredumbre que había adornado previamente el paisaje.


La tormenta de fuego estaba devorando árboles podridos como fósforos superficiales. Los árboles crujieron y rugieron con un aullido de dolor cuando los árboles, que habían sido colosales testigos de desesperación y decadencia, ahora se reducían a cenizas.


A medida que el fuego se extendía, los demonios buscaron frenéticamente escapar. Los gemidos de los nurglings, los gritos de los Plaguebearers y los aullidos de las bestias rompieron el silencio y transmitieron puro miedo.

El Dios-Emperador en MultiversoWhere stories live. Discover now