19. Comidita Rica

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Ay Areli, en que te habrás metido.

Compartir habitación con el idiota de Liam no era precisamente como había planeado pasar el resto de mis días en China.

Sin embargo, decidí que lo mejor sería dar una vuelta por aire fresco y poder disfrutar un momento de esta ciudad en soledad, era eso o volver a estar encerrada con Liam para retomar nuestra discusión sobre quién debería dormir en el sofá.

A pesar de que el cambio de hora y todo lo que implicaba pasar tanto tiempo de vuelo me estaban cobrando factura, sabía que debía mantenerme despierta un poco más, por lo menos hasta las ocho de la noche para así poder descansar adecuadamente y no arrepentirme al día siguiente.

Caminé por las calles de mis alrededores apreciando lindas estatuas que decoraban y mucha gente caminando de un lugar a otro, tomé algunas fotos de edificios y puestos coquetos, hice una nota mental para compartir las mismas con mis amigos después porque mientras estuviera por estos lados, no tendría acceso a Facebook, Instagram ni Twitter. En otras palabras, estaba encerrada en una burbuja que se llamaba realidad.

—¿Pérdida, Areli?

Rodé los ojos, comprendiendo quién estaba detrás de mí mucho antes de que me diera la vuelta.

—Estaba buscando tu humildad, pero mejor me rindo porque ya entendí que es un caso perdido.

Hizo un silbido.

—Vaya, grandes palabras que vienen de alguien que hace una gran rabieta para venir a un viaje que no se ganó en primer lugar.

Me volví indignada.

—Si me lo gané porque me esforcé demasiado y lo sabes, es solo que no me reconocieron porque...

Cuando noté el abrigo negro que cargaba Liam para combatir el frío invernal, creo que perdí cualquier pensamiento que había en mi cabeza. La tela se acomodaba demasiado bien al ancho de sus hombros y sus brazos estaban lo suficientemente marcados. Estaba abierto al frente, así que por debajo de la bufanda a rayas blancas y negras podía aún apreciar parte de una camisa cuyos botones hacían imaginar cosas.

—¿Si?

Carraspeé cuando me di cuenta de que estaba a punto de babear.

—Lo siento es que este frío me hizo... ¿desenfocarme? si, eso mismo —me excusé.

Él alzó una ceja.

—Siempre supe que tenías déficit de atención, incluso lo señalé en tu evaluación de desempeño laboral.

—Ay a ver ¿qué rayos haces aquí?

El entró sus manos a los bolsillos de su abrigo, la temperatura iba descendiendo por minutos.

—Pues iba de camino a un restaurante que tiene buenas reseñas y está cerca. Algo tradicional y pequeño ¿te apuntas?

Aunque algo en mi cabeza me decía que negarme era lo ideal para mantenerme civilizada en lo que quedaba de viaje.

Pero la verdad que soy demasiado débil y una sopa calentita en medio de este frío sonaba como una buena idea.

***

Ya dentro del restaurante que mencionó Liam, pedimos Baos, una sopa con fideos, rollos de huevo y algunos dumplings.

Todo estaba delicioso.

Me hubiera tragado toda mi comida en un segundo, de no ser porque los intentos de Liam por utilizar los palillos chinos eran horribles y me hacían reír demasiado.

—No te rías tanto, no es fácil—. Se defendió mientras trataba de balancear un dumpling entre los palillos.

No sé cómo diablos lo hizo, pero el dumpling salió volando y aterrizó en el plato de un señor que estaba detrás de nosotros.

Cabe destacar que el susodicho lo aceptó sonriente.

—Cielos, eres horrible —aprecié—. Pero en el futuro mejorarás, no te preocupes. Sólo te falta práctica.

Tornó los ojos y continuó apuñalando su comida, en esta ocasión con el tenedor que le hizo llegar discretamente la camarera.

—De todas formas, comer con palillos no es para nada eficiente —espetó.

Yo negué con la cabeza antes de proseguir con mi increíble cuenco de fideos.

—Y... ¿te estás divirtiendo hasta ahora? —me preguntó.

Tragué pesado.

—¿Te refieres al viaje? pues si, es un tanto agradable. No esperaba fascinarme tan rápido por la ciudad. Incluso ser detenida en las calles para tirarme fotos con locales resulta encantador, me hacen sentir como una celebridad.

Liam me sonrió.

—No soy mucho de viajar, pero debo admitir que hasta ahora ha sido fascinante. Claro, dejando de lado el frío.

—¿No toleras el frío?

El negó.

—Jamás he visto la nieve.

Algo muy común en cada dominicano.

—Oh, pues es como arena pero extremadamente fría y un tanto resbaladiza.

—Me parece que es una pésima descripción pero no soy quien para juzgar, así que lo tomaré como válido.

Fruncí el ceño.

—Si corremos con suerte nos topamos con una nevada, haremos ángeles de nieve.

Se lo pensó por unos segundos.

—Acepto, sólo si me enseñas a usar los palillos.

—Trato hecho —dije feliz y satisfecha con mi comida.

China, estoy lista para lo que sea que tengas listo para mi.

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NA: gracias por leer <3

Creo que me acosté con mi jefe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora