VII

922 77 2
                                    

Benedict 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Benedict 

No había logrado conciliar el sueño desde que la había visto en la presentación, totalmente diferente a las mujeres a la que estaba acostumbrado a ver. Ella era diferente de pies a cabeza, segura de sí misma y claro de belleza excepcional, la idea del matrimonio había aparecido por primera vez en mi vida al verla. Tenía un rostro digno de una princesa, haciéndole honor a su título. Una mujer con título propio, algo que no había visto desde la reina. Cassandra era su nombre, una mujer que logro capturar mi atención apenas cruzo por el umbral de esa puerta. Ojos claros como el cielo más despejado, labios rosa apetecibles, la idea de besarlos cruzo mi mente de inmediato ¿Cómo se sentiría besar a semejante chica? Piel pálida como porcelana, curvas exuberantes, bajo ese vestido ha de verse magnifica, que no daría por pintarla.

Ella había sido bendecida por la reina, lista para una larga lista de pretendientes al igual que mi hermana Daphne. Tendría mucha competencia en el camino si quería llegar a tener la mínima posibilidad con ella, esperaba poder siquiera compartir una charla. No pedía demasiado. La fiesta de Lady Danbury seria la excusa perfecta para eso, con mi mejor ropa y asegurándome que mi cabello estuviera perfecto nos dirigimos hacia la casa de esa dragona escupe fuego. Una mujer diabólica. Si mi madre me escuchara seguramente me daría unos cuantos golpes por ser tan irrespetuoso con tan distinguida dama. El carraspeo nos hizo girar a mí y a mis hermanos, tras nosotros la misma dueña de casa junto a mi hermana y ella, luciendo un vestido azul, con un estilo diferente al que suelen usar las mujeres, pero esa prenda la hacía ver a un más hermosa.

Aunque no lo pareciera, estaba nervioso por estar bailando con ella y tenerla tan cerca de mí. Con su mano apoyada en mi hombro y sus ojos unidos con los míos. No podía dejar de verlos. Con mi mano en su cintura, podía sentir lo delgada que era, aunque el corse bajo su cuerpo debe estar apretándola al punto de no poder respirar bien, que no daría por quitárselo y verla en gloria y majestad, un delicioso aroma a frutos rojos emanaba de su piel y sus labios ¡Dios! Sus labios eran una maldita tentación, de no ser porque estaría manchando su honra ya estaría besándola con desespero, sus labios me tentaban a cometer una locura, Dios me libre de la maldita tentación. Intentaba pensar en otra cosa, tal vez en otra mujer, pero no podía, ella se estaba grabando en mi mente demasiado rápido y me aterraba la idea de no poder sacarla. De terminar enamorándome.

— ¿Qué busca en un esposo? – Si pudiera azotar mi cabeza contra la pared lo estaría haciendo sin dudarlo. Aquella pregunta había sido una estupidez, me estaba maldiciendo internamente por haber sonado tan idiota. Pero su respuesta logro disipar todo lo que estaba sintiendo en ese momento, casarse por amor. Era única si, lo era. Además, amaba pintar como yo y eso solo incremento mi interés por ella y conocerla aún más, quería cortejarla y llegar a pretenderla. Quería que fuera mía.

Durante una conversación en la cena familiar, luego de la visita de los Grimaldi y esa acalorada conversación. Mamá menciono que Cassandra sería un gran partido para uno de nosotros, que solo teníamos que ser más educados. Y creo que lo dijo por Anthony luego de esa divertida conversación entre ambos, nadie había logrado dejar sin palabras a nuestro querido hermano y ella sin demora logro silenciarlo con argumentos tan buenos que hasta Eloise termino encantada con ella y no se le despego en ningún momento y con toda razón. Ella es increíble. Anthony estaba sacando chispas por los ojos ante lo enojado que estaba, de cierta forma era gracioso ver a nuestro hermano así de humillado. Al verla directo a los ojos me sentía perdido en ellos, no podía dejar de verla y que halagara mi arte, solo me estimulaba a querer estar cerca. El amor a primera vista, tan puro como el de mis padres.

— Quiero cortejar a Lady Grimaldi. – Menciono Anthony. Apenas dijo eso sentí un maldito nudo en el estómago, ganas de vomitar ¿Por qué justo ella? ¿Por qué no alguien más? – me ha dejado impactado. Además de que posee un título importante que puede ser beneficioso para nuestra familia. – Rodee los ojos, con eso mi hermano perdía puntos, ella no estaba interesada en alguien que viera solo su título y no a ella.

— Si, ella es... uf. Además de bella, es intensa. – Continuo Colin. - ¿Qué opinas?

— ¿Mh?

— Estas muy silencioso y no es normal en ti ¿Qué tienes?

— Nada. Estoy algo distraído. Entonces hermano ¿Pretendes casarte con ella?

— Así es. Hoy en su fiesta intentare acercarme a ella. Y pasar la barrera de su hermano y Simón. Será difícil, pero nada que yo no pueda solucionar.

No podía dejar que Anthony la cortejara, es mi hermano. Pero por primera vez en mi vida, desde que tengo uso completo de razón quiero estar con alguien. Ya no deseo aventuras, deseo estabilidad junto a ella. Dejar que me la quite sería estúpido. Durante su fiesta no podía estar concentrado y en más de una ocasión termine pisando a Eloise quien termino golpeándome varias veces, quejándose de mí y mi torpeza. Y agradecí que finalmente mi hermano la soltara para terminar con ella en mis brazos, bailando nuevamente. Ese delicioso aroma que inundaba mis narices y ese vestido solo resaltaba su belleza. Y el que se refiriera a mi hermano como una pesadilla, me daba una ligera esperanza de que ella no estuviera interesada en los cortejos de mi hermano. 

Dulce pecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora