IX

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Me di un par de palmadas en el rostro esperando que nadie se diera cuenta de mis acciones

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Me di un par de palmadas en el rostro esperando que nadie se diera cuenta de mis acciones. Esta situación está sobrepasando mi poca tolerancia a situaciones incomodas. Que me libren de tener que seguir entre medio de esos dos hermanos. Bueno estaría en medio de él y una cama ¡Dios que estoy pensando! Mi imaginación se había activado ante ese simple pensamiento, imaginar los labios de Benedict en mi piel y sobre mí. Qué clase de pensamientos estoy teniendo en estos momentos. Le solicite mi abanico a Leonor para poder abanicarme gracias al calor que se estaba apoderando de mi rostro. Gracias al cielo que es un día caluroso.

— ¿Deberíamos buscar una sombra?

— Por favor. Creo que demasiado sol me está haciendo un poco mal.

Nos quedamos sentados bajo la sombra de un sauce, sobre una banca que estaba algo alejada del resto de las familias. Unos metros más allá mi hermano junto a Leonor quienes me veían de reojo con una sonrisa en los labios. Mi hermano estaba siendo consciente de mis sentimientos hacia Benedict y de lo que el comenzaba a causar en mí. Estaba tan a gusto con el que no me importaba en absoluto que nuestras manos se rozaran, al contrario, se sentía agradable y un cosquilleo en mi espalda.

— Quería que me diera su opinión. Traje esto. – Leonor avanzo hacia mi dándome mi libreta con algunos bocetos. – quiero tu opinión. Se sincero, aunque sea cruel.

— ¿Y si no me gustan? – Cuestiono mientras me dedicaba una sonrisa.

— Pues no volveré a hablar contigo, quedaras vetado de mis fiestas y hare que Simón y mi hermano hagan de tu vida un infierno. Ah y convenceré a Anthony para que te desherede. – Dije entre risas. – soy capaz de eso y más.

— Eres diabólica. – Sin más comenzó a ver mis bocetos, la mayoría eran retratos de mi hermano y mi familia. Y por supuesto que había algo más de Simón por ahí. En la hoja final, mis manos comenzaron a temblar pues había tenido la osadía de dibujar sus ojos. – ese soy yo... - Giro la mirada hacia mí. Mis mejillas estaban rojas como una fruta madura.

— Lamento si le ofende que lo haya pintado tan desastrosamente. Ahora me siento apenada. Yo... -

— Me gusta. – Interrumpió mis palabras de inmediato. – tienes un talento innato Cassandra, tu arte es cautivador.

— Si, lástima que la real academia no permite mujeres para que estudien arte.

— Si es una lástima porque tienes mucho talento y me siento honrado de que lo compartas conmigo. Y me siento halagado de que me hayas pintado. – Hizo una pausa antes de girar hacia mí. – y algo aterrado porque recordaras tan bien mis facciones.

— Harás que me sienta avergonzada. Dios dame eso. – Apenas intente quitarle la libreta sostuvo mi mano discretamente para que mi hermano no viera, con su pulgar dejo caricias en el dorso de esta. –

— Se que debería hablar con su hermano antes, pero me gustaría poder cortejarla Mi Lady. Se que mi hermano también tiene esas intenciones, pero...

Dulce pecadoNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ