XXIX

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Cassandra

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Cassandra

Los días se volvían tediosos, mis pies dolían y sentía que la espalda me mataría en cualquier momento. Mi vientre crecía mas y mas con el pasar de los días. sentía que nuestro bebé nacería en cualquier momento. Alce la vista al ver llegar a Violet junto a sus hijos menores seguida de cerca de mi esposo quien no tardo en avanzar hacia mi para poder dejar un beso en mi cien, un gesto que realmente adoraba. Amaba con locura cada una de sus atenciones hacia mí. Gire un momento la mirada hacia la entrada al ver llegar a Anthony con un par de obsequios para su sobrino, creo que aun sigo sin caerle del todo bien y lo entiendo, después de todo lo insulte en mas de una ocasión, es entendible que no tengamos una relación del todo buena.

— ¿Cómo te has sentido querida?

— Pues hinchada.

— Si, te ves hinchada. – menciono Eloise mientras acariciaba mi vientre. – te ves horrible.

— Se ve hermosa, no deja de verse hermosa. – menciono mi querido esposo desde el otro lado de la sala. – así que no la insultes.

— Mi hermano tiene razón, te ves bien. A pesar de tu actual estado.

— Pues mi actual estado dará un hermoso heredero a la familia Bridgerton, así como Daphne ¿Usted cuando piensa casarse vizconde?

— Pronto, tal vez en la siguiente temporada.

— Pues espero que así sea, no queremos que usted como cabeza de la familia se quede solterón.

— Y sigue con esa actitud soberbia. Pero gracias cuñada, tendré en cuenta los consejos. En fin ¿Ha tenido noticias de su hermano?

— Si, recibí una carta hace poco. El y Liz están en perfectas condiciones. Benedict y yo planeamos viajar a Roma después de que nuestro hijo nazca. Y llevaremos a los padres de Liz con nosotros para darle una sorpresa.

— ¿No será demasiado pronto? – cuestiono Violet.

— Descuida madre, esperaremos a que crezca un poco antes de ir. Será como ir de vacaciones. Y seguramente mis suegros querrán conocer a su nieto también.

— Oh si, bueno eso es cierto.

— La comida esta lista mi lady. – asentí antes de intentar ponerme de pie, con ayuda de Violet y Eloise terminé haciéndolo.

Benedict salió casi volando de la habitación apenas escucho mi grito. Nuestro bebé estaba por nacer y seria un buen momento para que el medico hiciera acto de presencia. Mi esposo no tardo en alertar a todos los sirvientes para que se apresuraran a buscar al doctor y claro a Violet, necesitaba a Violet en este momento y por supuesto a Lady Danbury, después de todo ambas eran lo mas cercano a una madre aquí en Londres y por supuesto necesitaría de ambas apoyándome en este proceso. Los dolores empeoraban a medida que los minutos avanzaban, las contracciones solo me hacían soltar gritos que seguramente se escuchaban en toda la calle.

Dulce pecadoWhere stories live. Discover now