VIII

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Cassandra

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Cassandra

La fiesta en mi casa había sido un completo éxito, dejando de lado los incomodos momentos que tuve con el vizconde. En fin, bailar casi toda la noche con Benedict había sido una bendición para mí. Los invitados terminaron por marcharse dejando la casa hecha un completo desastre, bueno que más da. Nada que un poco de limpieza no solucione. Fui hacia la biblioteca donde mi hermano estaba descansando con una copa en su mano. Como en los viejos tiempos, me acomode a su lado recargando mi cabeza contra uno de sus hombros. Quería contarle mis intenciones, aunque Benedict no me había dicho sus intenciones, si es que tiene intenciones conmigo. Aun así, deseaba contarle a mi hermano como me estaba sintiendo al respecto. Después de todo siempre le contaba hasta el más mínimo detalle.

— Deberías estar dormida.

— Quería hablar contigo antes.

— ¿Sobre qué? ¿Otra fiesta?

— Puede ser... - Un suspiro escapo de mi boca. – creo que me gusta...

— ¿Quién?

— Benedict Bridgerton. Se que me han dicho que no permitirán que me case con uno de ellos, pero él... es diferente.

— No deja de ser un mujeriego.

— No tengo pruebas de eso. Sabes que una de mis condiciones es casarme con alguien que me haga sentir bien. De todos los hombres que he conocido, es el único que sabe hablar de otra cosa que no sea nuestro título.

— Le daré una oportunidad. Una sola Cassie. Si llego a ver que no es digno de tu mano. Nos regresamos a Italia.

— ¿Tan así?

— Si, porque no permitiré que nadie lastime a mi hermana.

— Te quiero ¿Lo sabes?

— Lo se. También te quiero.

— También quiero hablarte de algo, creo que entre Simón y Lady Bridgerton hay algo.

— ¡¿Qué?! – Cuestione escandalizada. – no te creo. Simón no tiene intenciones de casarse. Seguro estas equivocado.

— Para nada ¿Quieres apostar? Estoy seguro de que hay algo.

Mientras caminaba con Leonor y mi hermano hacia el parque luego de haber comprado alguno dulces locales mismos que ya había devorado, seguía pensando en las palabras que este había dicho. Como es que Simón no oso a decirme que estaba pretendiendo a Daphne, lo voy a golpear cuando lo vea. Y justo ahí frente a mí con un traje color vino estaba el caminando en compañía de ella, el con su típico semblante serio y desinteresado y ella con una adorable sonrisa en el rostro. Fruncí ligeramente el ceño mientras caminábamos en su dirección. Después de todo el día de campo está hecho para ver a todo el mundo y compartir chismes, este es un gran chisme. Apenas me vio le hice un gesto con mi dedo pasando este por mi cuello.

— Daphne, que gusto. – Dije mientras besaba sus mejillas. – Duque. – Aguante la risa al ver como rodaba sus ojos. Odiaba que lo llamara de esa forma.

— Cassandra, Lord Grimaldi. Mi hermano ha estado preguntando por ti. – Esboce una sonrisa al escucharla. – Anthony espera poder pasear contigo. – y la sonrisa se desvaneció.

— Oh... - Y justo el mencionado apareció tras ellos. – me permite al duque por un instante. – Sin esperar respuesta jale a Simón para poder hablar, sin darle tiempo al vizconde de decir algo. – Tienes mucho que explicar.

— Por favor, Cassie. No te pongas celosa, siempre seré tuyo. – Le di un golpe con mi abanico en el pecho ante esa broma de mal gusto. - ¿Qué ocurre?

— ¿Estas cortejando a Daphne? No me molesta en absoluto, solo que pensé que era tu mejor amiga y merecía saber esto.

— No la estoy cortejando... solo paseo con ella. – Gire la mirada encontrándome con los ojos penetrantes de Anthony. – culpa a Lady Danbury por esta treta.

— Ve a casa hoy. Hablemos con mas calma. Necesito una copa.

— No puedes beb... - Lo fulmine con la mirada. – Bien. Beberemos. Ahora voy a continuar con mi paseo y tu cuidado con Bridgerton.

— Concuerdo no puedes beber.

— Solo por esta vez. Estoy nerviosa.

— Solo por esta vez hermana.

— Además, no es el Bridgerton al que deseo ver, pero este aparece en todos lados.

— Eso me lo tienes que explicar.

Asentí con un movimiento de cabeza. Deje salir el aire de mis pulmones antes de avanzar hacia los hermanos mostrando una sonrisa nada real a Anthony. Simón se fue junto a Daphne y yo termine enganchada del brazo del Bridgerton equivocado luego de que este pidiera permiso a mi hermano para caminar conmigo y al contrario de negarse, el muy bestia accedió a dejarme ir con él. Me mantuve enganchada de su brazo escuchando sus historias, de cómo era ser la cabeza de la familia luego de la muerte de su padre y como de golpe había tenido que hacerse cargo de sus ocho hermanos y darle fortaleza a su madre. De cierta forma sentí la nostalgia en sus palabras, le afectaba el hecho de que su padre partiera a tan corta edad, no imagino vivir sin mi padre y sus regaños. Me hace valorar más lo que tengo.

— Es usted muy fuerte si me permite decirlo. Y por lo poco que conozco a su familia, está haciendo un magnífico trabajo cuidando de todos ellos.

— Es la primera vez que no me falta el respeto. Supongo que eso es un avance entre nosotros. – Curvo sus labios en una sonrisa.

— Hoy no me dado motivos para pelear con usted. – Los ojos se me iluminaron por completo al verlo a él. - Benedict. – Curve mis labios en una amplia sonrisa al tenerlo frente a mí. – digo, Lord Bridgerton.

— Lady Grimaldi. – Sostuvo mi mano acercando está a sus labios. – Hermano.

— Le había prometido un paseo a su hermano, espero no le moleste. Quiero una opinión de una artista y es el indicado.

— Para nada. Benedict.

— Anthony. – Trague saliva ¿Por qué sentía que había algo más detrás de esas miradas? 

Dulce pecadoWhere stories live. Discover now