Un antifaz

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El reloj marcaba las siete, el timbre del departamento de Haruka sonó. Sus amigos habían llegado. Yaten, Taiki y Yuuichirou, los tres llevaban un instrumento porque Seiya les pidió ir a practicar al departamento de Tenoh por ser un lugar muy espacioso. Ventaja de tener patrocinador, como dijo Haruka una vez.

- Debe ser caro pagar todo esto.- Habló Yuuichirou mirando cada detalle del departamento.

- Supongo.- Contestó Haruka mirando su celular, más específico la aplicación de Instagram.

- ¿Vamos a practicar o que?.- Yaten como siempre amargando el momento.

- Eso es a lo que vinimos.- Dijo Taiki.

- El gafas tiene razón.- Apoyó Zafiro a lo que dijo el castaño. Había apodado así a Taiki porque una vez lo vió con gafas, objeto que no era de él sino de una chica peliazul. Su excusa fue que sólo quería saber como se vería con lentes, a lo que resultó ser una muy torpe.

Sus lugares en la banda era que, Taiki era piano eléctrico y voz, Yaten la guitarra eléctrica y voz, Yuuichirou el baterista, Zafiro el bajo y segunda voz, y por último, Seiya el vocalista principal del grupo. Los cinco chicos empezaron a probar sus instrumentos mientras Haruka preparaba algo de beber para sus amigos en la cocina.

Mientras los chicos comenzaban a tocar, Haruka recibió una llamada de Michiru lo que pareció muy extraño, ya que la joven no suele llamar por teléfono sabiendo lo celosos que podrían resultar sus padres y al mismo tiempo no tener privacidad. Contestó dudoso y después de cinco minutos, el rubio buscó su chaqueta roja con puños del mismo color y le encargó el resto a Seiya.

- ¿Qué le pasa al cabello de maíz?.- Preguntó Yaten extrañado cuando todos dejaron de tocar al ver salir tan aprisa a Tenoh del departamento.

- ¿No lees noticias o si quiera miras tus redes?.- Cuestionó Taiki ante la indignante ignorancia de su amigo.

- Algunos rumores dicen que Haruka tiene prohibido acercarse a una chica de la familia Kaioh.- Comentó Zafiro.- Es un rumor entre las escuelas Mugen y el Instituto Teshigawara para hombres. ¿Recuerdan el evento de la bienvenida de primavera en le que nuestra escuela hizo un torneo de atletismo?.- Todos asintieron ante la pregunta.

- No crean todo lo que leen...- Seiya, quien escuchaba atento a lo que decían sus amigos, intervino para cuidar el nombre de Haruka.

- ¿Ah?.- Todos quedaron intrigados por lo que Kou dijo.

- Haruka sabrá sus problemas. Sigamos ensayando para nuestra próxima presentación.- Animó el joven de ojos azules.

....

En un momento dado, todos los invitados sacaron un antifaz antes de iniciar el vals de apertura a la siguiente fase del evento. Usagi tenía una mirada suplicante hacia Michiru, pues realmente estaba interesada en el joven pelinegro de smoking del mismo tono de cabello.
Un segundo la rubia se descuidó de Michiru y la aguamarina huyó corriendo a los baños de damas pues estaba asustada, nerviosa, abrumada, todo eso gracias a la presencia de aquella persona. Trató de calmarse pues debía afrontar ya el pasado. Respiró hondo y se arregló un poco el cabello.

Salió del baño, la música aún seguía y cuando menos lo esperó, chocó con el joven de cabellos negros provocando que de ella cayera su bolso. Este al no reconocer a Michiru se disculpó muy apenado por lo sucedido.

- Perdón...ah...¿Kaioh?.- Su sorpresa duró poco pues rápidamente su expresión cambió a una de desprecio y arrogancia.

- Hola...no esperaba verte por aquí. ¿Qué coincidencia no?. Solo es...el destino.- Tras decir eso, Mamoru encarnó una ceja.

- ¿Qué?.- Dijo el joven sin prestarle demasiada atención.

- Perdón, no me hagas caso.- La joven sonrió alegre. ¿Cómo era posible?, Aún cunado él se portaba de lo más indiferente, ella sentía que lo apreciaba.

Ambos empezaron a caminar por todo el salón, a Michiru no le importaba si su padre la veía o si Usagi los topaba. Los dos fueron hacia el balcón de la terraza y ahí charlaron un poco.

- Ha pasado un largo rato...- Comenzó a decir Michiru.

- Si, así es. Que bien.- Dijo él sin mucho interés.

- ¿Qué has hecho todo este tiempo?, Debes estar ocupado con la universidad y todo eso.-

- Me ha ido muy bien, hasta ahora.- Sus respuestas eran secas y frías, sin interés de hablar con ella pero aún así Michiru buscaba la manera de que eso no se volviera tan incómodo.

- Realmente me alegro, a mi igual me ha ido bien.- Mintió, porque nada de su vida estaba marchando bien.- Mi violín es el único que me comprende.- Cuando dijo eso, Mamoru la miró curioso, acción que Michiru notó y continuó hablando.- Además de Haruka...- Sin querer mencionó al rubio corredor.

- Tienes mucho talento en el violín.- Mamoru se acercó considerablemente a Michiru.

- ¿Tú crees?.- Preguntó y Mamoru asintió en silencio.- Pensé que Haruka mentía cuando me dijo lo mismo. Él a veces no es sincero pero su mirada lo delata y sé cuando miente. Últimamente no me habla de su día, también es un poco reservado.- Después de decir eso, Mamoru tenía una cara de aburrimiento.

- ¿Quién es Haruka?, ¿No es ese corredor mediocre que ganó la carrera de atletismo entre las escuelas Mugen y el Instituto Teshigawara?.- Su voz se tornó fastidiada y molesta.- Cualquiera gana una carrera como esas...hasta yo podría ganarla con los ojos cerrados.-

Tras oír eso, Michiru se molestó, no permitiría que hablara así de Haruka. Se quedó en silencio esperando otra palabra del muchacho.

- Mejor me voy. Espero no volver a toparme contigo.- Dicho eso se fue con rapidez. Michiru se quedó ahí, conteniendo su ira pero también su tristeza. Era una terrible sensación, que se le formó un nudo en la garganta, no iba a llorar o se le correría el maquillaje.

Así que con torpeza sacó su móvil y marcó al número correspondiente de Haruka. Él de ante mano sabe que nuca hace llamadas pero está vez se sentía fatal que solo llamó y no habló por el mismo nudo que traía. Después le envió un mensaje de texto dándole la ubicación en la que ella se encontraba.

Con rapidez se dirigió a la salida del salón de fiestas, el cabello suelto cubría su mirada, además se colocó el antifaz que le otorgó un mesero antes de comenzar el vals. No permitiría que cientas de personas la vieran en ese estado tan deplorable, le importaba un carajo sus padres, si se trataba de la fiesta de Usagi, si ahí entre todas las chicas y chicos estuviera Mamoru divirtiéndose. Todo le importaba poco. "Váyanse al infierno", pensó al salir de ese lugar.

La calle estaba tranquila, no había autos . La noche perfecta para algunos, pero para ella, era la noche más asquerosa. Percibió un aroma muy peculiar, al mirar al otro lado de la calle, se encontraba Haruka en su moto, llevaba puesta una chaqueta roja y eso hacia resaltar sus hermosos ojos verdes. El rubio bajó de su moto y se acercó presuroso hasta donde Kaioh se encontraba.

- ¿Está todo bien?.- Preguntó en un murmullo pero lo suficiente alto para ser escuchado. Michiru se quedó en silencio y abrazó a Haruka.

Nada estaba bien. Lloró como una niña pequeña en los brazos de Tenoh, él no dijo palabra alguna en ningún momento, él podría comprenderla. ¿No es así?.
Pasó más de media hora, ambos silenciosos, hasta que Haruka tomó la palabra.

- Sé que un abrazo no resuelve nada pero...voy a permanecer a tu lado, pase lo que pase.- La miró con ternura y sonrió tras decir esas palabras.

No, no existía comparación alguna entre Mamoru y Haruka. Y es que sabía que comparar no es bueno pero entre ambos jóvenes existía una enorme diferencia. Demasiada para ser descrita, mientras Mamoru es más metódico, aburrido y frío, Haruka es más impulsivo, rebelde y cálido como una tarde de verano. Los dos jóvenes opuestos que de alguna forma tenían un valor importante en la vida de Michiru Kaioh.

Para soñar. Sin espacio, sin tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora