#semanadeladulzura #unbonobomxunbeso

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Era sábado y los chicos habían decidido salir a divertirse como era habitual en ellos. Stain los esperaba con la mejor música para descomprimir el estrés de la semana causado por los ajetreados días de universidad.


Estaban tomando unos tragos y bailando en la pista cuando de repente las chicas desaparecieron de la vista de Shoto e Izuku. Ambos se miraron y rieron sabiendo que seguramente alguna locura se les había ocurrido o simplemente habían visto a su nueva presa.


Los minutos pasaron y los chicos se situaron ahora en la barra para pedir nuevos tragos mientras charlaban sobre el próximo trabajo práctico que había dejado Aizawa. Ambos coinciden en que luego del lunes deberían dejar de tener vida para ponerse con eso de lleno. Bajo esa premisa se encaminaron a buscar a Mina y Ochaco para disfrutar de la noche o dejarlas y empezar a buscar su propia diversión.


Al cabo de un par de vueltas las divisaron apoyadas en una de las paredes riendo a carcajadas limpias y se acercaron. Ochaco estaba bastante tomada ya y Mina contaba con afán las líneas que se marcaban en su brazo en forma de palitos con rimel, sin contar que su labial también estaba corrido.


—Me pueden explicar donde estaban, osea no es como si nos hubiésemos aburrido con Sho, pero desaparecieron entre la multitud —dijo el peliverde acercándose a Mina para que lo escuchara por sobre la música.

—Ganando una apuesta a Uraraca. Mira fueron 23 y ella solo 15 —proclamó la pelirosa con aires de superioridad.


—Asomar los pechos no iba en el trato, tramposa —se quejó la perdedora.

—¿A qué apostaron? —preguntó curioso Shoto.


—A cuantos desdichados lograbamos besar, quien no fuera elegida debía tomar un shot —. Eso explicaba bien porque la botella estaba casi a la mitad y el estado de la castaña.

—¿Y besaste a 23 chicos? —dijo asombrado el peliverde de la osadía de sus amigas, porque la otra había perdido, pero 15 también era un número alto.


—Y algunas chicas también Zuzu. Es un beso, tampoco es como si fuera la gran cosa.

—Suertuda, yo aún no he dado ni el primero —dijo riendo y apurando lo último de su trago. A estas alturas ya estaba resignado a morir virgen de todo.


Sus amigos lo miraron con asombro. Cómo podía ser posible que Izuku, quien tiene a toda la universidad besando el piso por donde camina todavía no había dado su primer beso.
Mina salió de su estupor para tratar de formular la pregunta sin ser tan brusca.

—¿Pero es por alguna razón en especial? No se, una promesa o simplemente esperas al indicado


—No. Solo que no he encontrado a alguien que realmente capte mi atención. A estas alturas podría ser cualquiera.

—Aún nos queda media botella —dijo la castaña alzando la misma —. Abramos el juego, seguro más de una chica va a querer besarte solo debes elegir del montón.


—Bueno, no me van las chicas y no es tan fácil saber si hay más chicos gays en este lugar.

—Pero con probar no perdemos nada —animó Shoto mostrando la tarjeta a nombre de su padre —. Pediré otra botella, también vi unos cuantos prospectos que me gustaría besar —dijo guiñando un ojo y tomando camino hacia la barra para buscar otra botella y un par mas de vasos.


Cuando el semialbino volvió repensaron la apuesta y la convirtieron en juego. Lo primero que acordaron es que Uraraca ya no bebería, pero de ser elegida el punto contaba. Luego se dispusieron a dar una vuelta por el lugar para ver posibles focos de interés y por último limpiaron con una toallita húmeda los antebrazos de las chicas para poner el marcador en cero.

Cupcake de My Pastry AcademyWhere stories live. Discover now