Cupcake de My Pastry Academy

Girasoles #triadaBnha

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Dice la leyenda que si cuidas bien el brote que te fue regalado serás compensado con un amor para toda la vida. Katsuki llevaba 19 años cuidando de él y 5 relaciones fallidas. En cada una de ellas el brote se había mantenido de la misma forma por todo ese tiempo, ni parecía que Katsuki se esmeraba en su trabajo.

Cada vez que alguien llegaba a su vida y lo veía cuidar a esa maceta que parecía estar muerta, se reía de él. Es que en esta época casi nadie guardaba su brote, ese que se caía de su ombligo al cumplir 7 días de nacido.

La tradición decía que apenas caído el brote debía ser plantado y cuidado para que en un futuro fuera una hermosa planta. Había de muchas variantes, pero el día que floreciera se debía plantar en tierra lo más pronto posible y el destino te compensaría esa pérdida dándote a tu compañero para toda la vida.

Muchos no lo conservaban, otros simplemente lo dejaban morir como si no fuera parte de sí. Esas personas eran capaces de amar, pero no encontrarían jamás a su alma gemela. A ese otro ser que nació para ser su otra mitad.

El rubio era consciente que con 5 relaciones fallidas, cada una durando menos que la otra y con el carácter que se cargaba era casi imposible que alguien lo amara genuinamente. Todas sus parejas decían amarlo, pero llegaba un momento en que solo querían que cambiara o terminar su relación, él siempre elegía la última.

Con todo ese historial por detrás Katsuki a sus casi 20 años elegía creer en que el día que ese brote floreciera conocería a esa persona que lo amaría y aceptaría tal cual es, sin querer cambiar su esencia.

Mitsuki al verlo tan decaído luego de su última ruptura decide regalarle para sus vacaciones una escapada de alpinista. Al principio el rubio menor se mostró reacio, ¿quien cuidaría su brote en esos 15 días? Su madre se ofreció de buena gana.

—Está bien vieja, ire. Cambiar de aires me hará bien, pero debes cuidarla como a tu culo.

—No te preocupes que mi culo está bien cuidado.

—Si se muere, te mato.

—Nada le va a pasar, la cuidare con la misma dedicación que tu lo haces.

Confiando la poseción más importante que tenía en sus casi 20 años, partió a la montaña para despejarse de la vida y tratar de poner en orden su vida. Por otro lado, la rubia llevó la maceta de su hijo a un herbolario especializado en brotes.

Lo que le dijo el hombre la tranquilizó bastante, ya que su hijo había hecho un muy buen trabajo cuidandolo. Abonandolo cuando era necesario, haciendo que la luz le diera correctamente y regandola diariamente. Hasta podría jurar que en más de una ocasión se ha sentado y hablado con ella cuando tenía malos días o simplemente contandole las cosas buenas que le habían pasado. Ese brote rebosaba de amor y no tardaría en mostrarse al mundo.

Katsuki llevaba 9 días fuera cuando recibió una llamada de su madre en el teléfono satelital que llevaba. Su brote se había atrevido a florecer mientras él no estaba, por lo que bajó de la montaña y terminó antes su excursión para volver a casa.

Al llegar se encuentra con que su maceta germinó y se podían ver unas pequeñas hojitas. Contento abrazó a su madre que le dio la dirección del especialista, seguramente ya podría decirle de qué especie es y darle las recomendaciones indicadas.

—Señora que bueno es verla de nuevo por aquí.

—Señor yagi —saludó la mujer tomando las manos del hombre mayor entre las de ella. —Hoy vengo con mi hijo, finalmente se asomó y queremos que la mire.