VIII

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Hyunjin quería darle una sorpresa al rubio, pues le había tomado un gran cariño en todo aquel tiempo en el que llevaban conociéndose.

—Oye Hyunnie, se que dijiste que tenías una sorpresa para mí, pero ¿Por qué en tu taller? o como sea que se llame.

Felix se encontraba con ojeras bajo sus ojos y su cara se notaba apagada.

Estaba cansado.

—Te dije que era una sorpresa, solo aguanta un poco más.

—Bien.

Felix sonrió para Hyunjin, de todas formas el no tenía la culpa de sus mierdas.

—Creo que sabes perfectamente que una de las cosas que más amo hacer es pintar.

—Si...

—Bueno iba a crear una pintura pero creo que se me han acabado los materiales, y también los lienzos, umh de todas formas necesito que sea en el momento preciso.

—Hyunjin no te estoy entendiendo nada.

—Tendremos que salir.

Felix miro a Hyunjin con sorpresa en el rostro, ya que se suponía que los padres del más alto no lo dejaban salir demasiado.

—¿Estás seguro? Tu dijiste que tus padres no te dejaban salir muy a menudo.

—Si pero ha pasado algo de tiempo desde la última vez que salí, así que talvez pueda convencerlos.

—Esta bien, te acompaño.

Ambos salieron del taller de Hyunjin y se dirigieron de nuevo al interior de aquel grande castillo.

El mayor fue directo a dónde estaban sus padres para preguntarles lo obvio.

—¿Papá?

—¿Qué necesitas Hyunjin?

—Bueno mis pinturas... Se han terminado y quería preguntarles si podría ir con Lix a comprar más, ha pasado un tiempo desde la última vez.

—Hyunjin tu sabes que...

—Cariño porfavor, han pasado dos meses desde que Hyunjin fue al pueblo, e irá acompañado de Felix, confío en que todo estará bien.

Hari le dijo a Hansel para que esté último lo pensará.

—Bien, pero cuidense mucho porfavor.

—Claro que si.

Hyunjin y Félix salieron del castillo y se dirigieron al pueblo para poder comprar las tan importantes pinturas del pelinegro

Llegaron a la aldea la cual era demasiado grande, era demasiado colorida y todo aquello desbordada alegria.

Se quedaron parados frente a un puesto, ya que Hyunjin había encontrado lo que necesitaba.

Había lienzos de diferentes tamaños, pinturas color pastel y otras más oscuras.

El mayor se veía maravillado por aquello, pues si bien tenía todo en casa, le fascinaba encontrar nuevos colores los cuales podía plasmar en sus pinturas y darle un significado a los trazos que ya eran un arte para el pintor.

—¿Cuál es la pintura la cual piensas hacer?

—Lix, te dije que era una sorpresa, solo espera porfavor.

—Oh vamos, ¿Ni siquiera piensas darme una pista? tan solo un poco.

—¿Qué pose te gustaría?

—¿Eh?

—Estoy preguntándote como te gustaría la pintura, ya sabes, una pose.

—Tu... ¿Piensas pintar mi rostro en uno de tus lienzos?

El arte de un dorado                                 amanecer Hyunlix Where stories live. Discover now