XVII

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La respiración de Hyunjin era completamente errática, el latido de su corazón sonaba a mil por segundo, su rostro se encontraba lleno de tierra, con lágrimas adornando su mejillas y dejando rastros de humedad en aquellas también, no tenían ese característico color carmesí, el mismo que siempre decoraba con unas increíbles tonalidades sus cachetes.

Aquel mural que con tanto esfuerzo y dedicación había pintado para su amado, había quedado hecho trizas, los colores habían sido mezclados y se había creado una guerra de pinturas que no combinaban entre si.

Sus rodillas se hallaban llenas de sangre, su cabeza dolía y simplemente ya no encontraba fuerzas para levantarse y seguir como si en realidad no se hubiese rendido ya.

El cerezo que con tanto amor y tiempo había plantado y cuidado ahora simplemente era un puño de cenizas que había sido consumido por el fuego.

Hassani había mandando a sus tropas para que dicha guerra diera inicio, siempre quiso tener el poder en sus manos, la miseria y el dolor eran un cero a la izquierda en su patética vida.

No le importaba la desigualdad en el pueblo, la discriminación hacia las personas, la pobreza y porsupuesto el hambre que la gente pasaba a diario.

El reinado de la princesa Nelie habría sido un completo éxito, pero tanto fue el poder que la misma gente le pudo haber otorgado a ella por ser la mejor reina en todo aquel mundo, que se vieron amenazados y vivían con el miedo de ver a los pueblerinos recibiendo el mismo trato que ellos.

Nelie buscaba igualdad y soberanía, lo habría conseguido pero realmente nadie puede salvarse de amenazas que atentan contra tu bienestar y prácticamente con tu vida.

-¿Disfrutas tu regalo?-Hassani doblo sus rodillas para quedar a la altura de Hyunjin, pues este se encontraba prácticamente tirado en el suelo.

El de ojos rasgados levanto un poco la cabeza para mirar a quien más odiaba.

-¿Romperme el corazón por segunda vez era un obsequio? Si puedo decir algo, tu modo de sorprender a la gente es realmente extraño, lo haces increíble-Hyunjin menciono con sarcasmo y también con algo de ira en su voz, había estado molesto desde que el cerezo había prendido en llamas.

-Jia no era tuya-Hassani se levantó correctamente y alzó el menton para dar una imagen más imponente y segura hacia el contrario.

Hyunjin soltó una risa bastante llena de ironía y dejo que una sonrisa de lado se asomara en su rostro, sus dientes que parecían perlas brillantes en aquella hermosa curvatura de labios salió a relucir.

-Hablas de ella como si fuera un trofeo ¿Te crees dueño de las personas? No es una maldita cosa, Hassani, nadie lo es y merece respeto de igual forma-Hyunjin limpiaba la sangre que se hallaba a un lado de su boca, el sabor le parecía asqueroso, no le agradaba para nada el estar sucio de aquellas manchas rojas que está vez no eran simplemente pintura.

-¿Merece respeto a pesar de que te engaño? Sus labios sabían a... Oh, ya recordé, cereza y un toque de ambición, amo el sonido y la elegancia que las metáforas le dan a una conversación-Hassani dejo salir una sonrisa llena de burla y se cruzó de brazos aún quedado frente a Hyunjin.

-No me importa lo que haya pasado hace un tiempo, ahora tampoco me interesa ella, a decir verdad, yo daría todo por una persona, y esa no es Jia Baskerville-Hyunjin se levantó del suelo dispuesto a irse o a simplemente lamentarse por no ser capaz de parar toda la destrucción, se sentía miserable e inútil.

-¿Y quién es entonces? ¿Ese jodido de Lee Felix? Por qué es bastante...

Hassani no termino de mencionar completa la oración pues cayó al suelo por un golpe bastante fuerte que fue dado sobre su pómulo.

El arte de un dorado                                 amanecer Hyunlix Where stories live. Discover now