XV

649 68 42
                                    

Felix era recostado sobre la amplia cama, que contaba con sábanas blancas y lisas, sus ojos yacían cerrados con una increíble suavidad y delicadeza, el frío en la habitación era algo deprimente para cualquier otra persona pero para ellos, era como si el viento pudiera abrazarlos y no soltarlos jamas.

El joven muchacho de cabello rubio, proveniente de un mundo normal y catastrófico había tenido de nuevo una convulsión, Hari se había percatado de aquello y rápidamente sostuvo su cabeza para que está no golpeara contra el suelo.

Era increíble el no haber actuado con pánico, sabía exactamente lo que se debía hacer, aquellos recuerdos de hace unos años atrás habían permanecido en su cabeza durante tanto tiempo haciendo que incluso llegara a aprender de memoria los pasos a seguir.

Hyunjin miraba con preocupación al contrario, sus mejillas se encontraban empapadas por el llanto que habia soltado hace unos momentos atrás, fue algo que lo asustó y terriblemente lo dejo en un estado de shock mientas todo ocurría.

Su corazon había latido de una manera que incluso el nunca creyó llegar a sentir, miedo, fue lo que sintió, un terrible y maldito miedo de perder a quien hacía que su pulso se acelera a mil y con unas simples palabras que salieran de aquellos rosados labios llegará a enamorarse cada día, hora, minuto y segundo que pasaba en el transcurso del tiempo.

—El estara bien, Jin, no te preocupes.

Hyunjin mantenía su mano hecha puño sobre sus labios y con una expresión triste volteo a ver a su madre.

—¿Cómo lo sabías?

Hari a punto de marcharse de la habitación detuvo su paso y pregunto.

—¿Saber que?

—El que hacer, si no fuera por ti posiblemente Felix estaría... ¿Cómo supiste que hacer?

—Cuando era joven convivía mucho con mis amigas, una de ellas dos solía tener varios problemas como estos. Tenía que saber los conocimientos necesarios para poder ayudar a mi amiga.

—¿Por qué nunca me contaste de esto?

—No era importante

—¿Y ahora lo es?

Hari soltó un suspiro y dió vuelta para poder charlar mejor con su hijo.

—Escucha, Hyunjin, no creo que Felix este aquí por pura coincidencia.

Hyunjin con una expresión confundía volteo a ver a su madre y posteriormente tomo asiento a un lado de la cama donde su amado se encontraba dormido momentáneamente.

—¿Y que crees que sea?

—No está en mi derecho decirlo.

Hyunjin estaba comenzando a molestarse por la gravedad del asunto y se sentía frustrado por no poder averiguar algo.

—¿Por qué te da tanto miedo? ¿Qué es lo que te asusta, madre?

Hyunjin dijo con un tono brusco apoderándose de su voz.

—No tengo miedo, Hyunjin, no estoy asustada, simplemente no creo que me corresponda a mi el decírtelo, talvez debas descubrir por ti mismo la verdad, talvez Felix pueda ayudarte a encontrar el por qué a toda esta situación, o talvez el sea la respuesta a todas tus preguntas.

Hari abrió la puerta de la habitación para poder marcharse de aquella dejando solos a la pareja.

El joven pintor hecho un vistazo a las tonalidades carmesí que le daban color al lugar, algunas flores que habían sido creadas por pinceladas que Hyunjin habia pintado, aquellas eran de un color dorado que hacía contraste con el color de las paredes, la forma de los pétalos y el grosor de las hojas demostraba fortaleza y creatividad, mientras que las espinas demostraban dolor y sufrimiento.

El arte de un dorado                                 amanecer Hyunlix Where stories live. Discover now