Capítulo 25: "Qué gracioso"

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☆♛☆ 25. "Qué gracioso" ☆♛☆


—¿Por qué no?

La señorita Thompson me sigue a la cocina y la ignoro mientras busco la hielera en el refrigerador.

—Yo lo hago. —Me empuja a un lado y saca justo lo que buscaba.

Se acerca a la isla y va llenando la bolsa con más hielo.

—Fuiste el primero en proponer que seamos amigos, ¿por qué ahora no quieres? —Termina la tarea y se enfoca en mí.

—Paso. —Agarro la bolsa y regreso a la sala.

—Dime la razón o seguiré insistiendo.

Me detengo a medio camino y me vuelvo hacia ella. También se ha detenido así que avanzo para acortar nuestra distancia.

—¿Realmente quieres saber la razón?

—Sí, quiero saber.

Lejos de sentirse intimidada por la cercanía, mantiene la mirada fija en mí.

—Mientras más cerca esté de ti, más difícil será mantenerme al margen.

—Frank, desde que Lía se encariñó contigo has dejado de estar en el margen. —Se encoge de hombros—. Puedes patalear todo lo que quieras, eso no quita el hecho de que ya formas parte de su vida.

—Por eso me iré. —Me aparto y vuelvo al sillón para concentrarme en refrescar mi muñeca—. Solo vine por el cumpleaños de Lía, ahora que ya terminó no hay razón para que me quede.

—¿Te... irás?

—Lo haré una vez termine algunos asuntos de trabajo que debo tratar aquí.

—Qué gracioso. —Bufa—. Realmente creí que Lía te importaba, pero lo malentendí.

No me atrevo a mirarla, no quiero saber el gesto que tiene ahora. Es mejor que me odie por ser un patán, así será más sencillo alejarme de ella.

—Ya no te molestaremos más.

Al levantar la vista, la señorita Thompson ya desapareció en el pasillo. Una vez recoja a Lía se irá y eso será todo. Por fin podré bloquear cualquier fantasía o deseo y volveré a la época en donde me basta ver las fotos y videos que Rei me manda de ellas.

Una vez que aparece vuelvo a apartar la mirada, solo así me resultará más fácil de lidiar.

—Adiós, Frank.

Me equivoqué. No lo fue en lo absoluto.


☆♛♛♛☆


—Qué idiota eres.

Asiento.

—Un grandísimo idiota.

Vuelvo a asentir.

—El idiota más grande del planeta.

Asiento de nuevo.

—Deja de asentir y di algo —Rei se queja.

Le tomó un par de horas enterarse de lo ocurrido y venir con dos botellas de vino en cada mano.

—Y creí que yo era el menso —balbucea Jack, con la cara y brazos recostados sobre la mesa central.

Él también llegó con cuatro botellas de vino.

—Ambos lo son. —Rei nos apunta con ambas manos—. Unos grandísimos mensos.

—El amor nos vuelve mensos. —Mi hermano suspira.

Conde herpes [Futuro MVDH #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora