Capítulo 30: "También me gustas"

930 93 17
                                    



☆♛☆ 30. "También me gustas" ☆♛☆


La aparto lo más respetuoso posible y me coloco al lado de Amelia.

—¿Quién te dijo donde vivo?

—Me enteré por casualidad. —Sonríe.

Significa que investigó lo suficiente sobre mí hasta hallarme.

—Vamos, Frank. —Da dos pasos hacia mí—. ¿No vas a saludar a tu querida amiga?

—Yo creo que mejor... —Sujeto la mano de Amelia apenas tiene la intención de retroceder.

Entrelazo nuestros dedos y le advierto con la mirada que no se atreva a irse.

—No somos amigos. —Volteo hacia la mujer—. Y ahora estoy ocupado.

—Ya veo... —Dirige su atención a Amelia—. ¿No nos presentarás?

—Me llamo Amelia. —Estira su brazo libre.

—Laila. —Estrechan las manos—. Qué curioso, en el tiempo que llevo conociendo a Frank no me ha hablado de ti. —Sonríe.

—Qué curioso. —Amelia sonríe ampliamente—. Él tampoco me ha hablado de ti. —Me mira—. Estoy agotada, ¿vamos a casa?

Me quedo mirándola. ¿Qué acaba de decir?

Pone presión en la mano y asiento.

—Señorita White. —Miro a la mujer—. Si tiene algo importante que comunicarme hágalo a través de nuestros asistentes, espero lo de hoy no vuelva a repetirse o nuestra siguiente reunión no será pospuesta sino cancelada.

Le doy la espalda y me llevo a Amelia antes de que quiera hacer lo que parece que tiene ganas de hacer.

Una vez dentro del ascensor me suelta y se apoya en la pared de la izquierda.

—Eso sí que estropeó mi humor. —Exhala y se baja la capucha—. ¿Acaso es un pecado usar ropa cómoda? —se queja— ¿O estoy cometiendo un crimen al usar pantalones deportivos y una chamarra que no combina? —Se cruza de brazos.

Me coloco a su lado y la observo en silencio para no interrumpir su desahogo.

—No es que sea una ley el siempre andar bien vestida, al contrario, debería ser una ley el que podamos usar la ropa que queramos sin tener que ser criticados o burlados. ¿O no piensas lo mismo? —Me mira.

—Desde que te conozco has vestido lo que has querido sin que te importe si hablen de ti o no.

—Exacto, si antes no me avergonzaba usar ropa con animales que sobresalen no empezaré a preocuparme ahora que estoy más vieja.

Asiento ante su obvia afirmación ya que es una de sus admirables características.

—Y bien... ¿De dónde conoces a esa hermosa mujer?

—¿De quién hablas? —La miro.

—De la pelirroja de casi dos metros. —Entorna los ojos, conteniendo su molestia.

—La señorita White es alguien con quien hice negocios el año pasado. Es dueña de un instituto de arte al que acepté participar como inversor.

—Wow —su molestia pasa rápidamente a asombro—. Debe ser una persona influyente.

—No tanto como yo —le aseguro.

—Y supongo que son lo suficiente cercanos para visitarse a estas horas de la noche...

Conde herpes [Futuro MVDH #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora