Cosas del Destino ✨

No te vayas

Aquellas palabras le habían dejado helado, no era lo que esperaba escuchar tampoco quería hacerlo ya que podía doler como nunca antes había sentido. Fue como una flecha directa a su corazón, y la mirada de furia que tenía L en ese momento le reafirmaba que estaba determinado a solo tener una última noche y alejarse definitivamente.

Q: No creo... Que sea lo correcto.

El agarre que hace unos minutos le lastima ahora poco a poco se volvía solo un suave agarre. Podía verlo, podía sentirlo sin nisiquiera decir una palabra como ambos corazones estaban quebrándose con aquel encuentro terrible. Nadie le había preparado para esto, y mucho menos sabía que hacer, pero no podía arriesgar al hombre que amaba, quel con el que sintió una conexión más allá de lo físico, y mucho menos a su hijo, inocente de lo que están pasando y de errores que no había cometido.

L: Si es así, entonc-..

Q: Que no sea lo correcto, no significa que no quiera.

Q: "Solo un poco más... Quiero quedarme solo un poco más".

Q: Una noche más una noche menos no será la diferencia.

Q: "Perdóname..."

Sin decir una palabra más el castaño le soltó finalmente, sin una mirada, sin una señal de querer continuar la conversación dió su espalda sin más. Q le siguió unos 2 pasos atrás, sentía como su cuerpo se helaba estaba temblando, casi mareado ante los nervios. Tenía náuseas, no quería que el miedo lo alejara pero desde ese momento debía pensar como librarse de la abominación que tenía como ex novio de lo contrario seguiría atormentando su existencia.

Pero no tenia como concentrarse en eso en aquellos minutos, solo tenía cabeza para seguir los pasos de L; quería tomar su mano, debía hacerlo? Quería abrazarlo y sentir su aroma invadir todo su cuerpo. No dejaba de verle mientras esté solo seguía de espaldas intentando ocultar su mirada, no podia entrar en su mente y saber que pensaba pero podía sentir como la distancia se hacía presente.

Al llegar al hotel pudo notar que era diferente al resto, estaba más alejado del centro y con solo entrar a la recepción sabía que se debía a una ocasión especial. No entendía como después de aquella noche iba a sobrevivir a la soledad de estar sin L, y de los pequeños detalles que el hacia para que su compañía fuese romántica. Aquel hotel era solo una de las pruebas del mismo, puertas de vidrio, candelabros de cristal, rosas adornando la sala de espera y un leve aroma a perfumante, era obvio que tenía algo preparado para esa noche, la misma en la que todo terminaría.

La joven mosa de la recepción le dió una llave a L, parecía muy amable y contenta de tenerles allí a pesar de no conocerles y al entrar al ascensor le sonrió a ambos como un gesto para tener una linda estadía.

Q: "No quiero estar aquí... Cada paso que doy son minutos que pierdo contigo".

Al bajar en el piso de su habitación y estar frente aquella puerta, sintió como sus piernas flaqueban. El sentimiento de vacío y náuseas solo acrecentaba; L no volteó a verle ni por un segundo, aprecia como si estuviese en automatico y no lo culpaba, el también sentiría odio hacia una persona que jugara con él durante meses, aunque todo fuese una clara mentira.

Entró a la habitación y con solo ver la presentación quería desplomarse. Era una suite con luz baja, habia una mesa llena de platos que se veían inimaginablemente deliciosos, estaban finamente decorados sin olvidar claro el detalle de las flores decorando las bandejas y un balde con un vino espumante en espera de ser servido en dos copas. Al avanzar un poco pudo notar la cama adornada con pétalos de rosas rojas y frente a ella un gran espejo cuadrado; definitivamente aquella noche iba a ser algo especial pero ya no sabría de que se trataba.

Q: Luzu... Es mejor si no l-..

Fue interrumpido por un beso robado, por un segundo pensó en salir corriendo, aquello era irreal y quería saber que era lo que tenía planeado L para él. Le dolía; frunció el ceño apenas sentía la lengua del hombre pasar por sus labios y unirse con la suya, quería tenerle pero no así.

El castaño comenzó a quitar su saco mientras sentía pasar las manos de Q por su pecho tratando de sostenerse, al dejar caer la prenda al suelo le tomó en brazos para cargarlo sin separar sus labios y le colocó despacio en la cama. Al tenerlo bajo de él, comenzó a desatar su corbata, admirando ese gesto tan delicado, inocente y lascivo que solo Q podía poner. Una mirada tímida y llena de deseo a la vez entre el color rosa de sus mejillas.

Al tener su pecho totalmente descubierto se acercó nuevamente al rostro de su amado. Está vez daba besos entre las mejillas y el cuello haciendo que algunas suspiros salieran; sus manos comenzaron a retirar el chaleco del traje de Q y en movimientos lentos deshacerse de los botones. Podía sentir el aroma que desprendía, era tan lindo escucharle suspirar cuando su piel se erizaba ante el contacto.

Q: P-Para con eso...

No recibió respuesta alguna más que un beso donde sus labios temblaban y sus lenguas danzaban una balada romántica. Cada roce, cada toque, ardía como un fuego imparable, sentía como palpitaba, quería que todo aquello fuese eterno.

Al abrir los ojos pudo verse al espejo, sentía mucha vergüenza, pero.. Por qué? No era la primera vez que lo hacían pero todo era diferente. No podía reconocerse, su reflejo era tan erótico que no podía siquiera admitir que era el; ojos casi llorosos, mejillas rosas cuál pastel, piel blanca llena de lunares como estrellas, cabello despeinado, ropa a medio vestir y la razón de todo eso encima de él, observando su reflejo con sus ojos carmesís, sosteniendo su barbilla para que no apartara la mirada de aquella posición tan vergonzosa y a la vez placentera.

Con cada estocada perdía la razón, el balancear de las manos de L sobre su pecho le hacía gemir, la fuerza con la que le atacaba era un delirio y sus besos, sus dulces besos eran un edén prohibido. Podía sentir como su consciencia se perdía entre nubes, como su vista se distorsionaba y finalmente como su cuerpo cedía al calor del momento.

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La luz comenzaba a molestarle frunció el ceño cuando la ventana ya le era imposible de aguantar. Se trataba del sol de la mañana lo que traspasaba directo en la habitación, se encontraba muy cómodo entre las sábanas alcochadas como para poder levantarse y cerrar la persiana, por lo que decidió darse la vuelta y estirar su brazo para despertar a su amado encontrándose con... Nada.

Abrió sus ojos y notó que estaba solo por primera vez en casi más de medio año. No le sorprendía luego de lo sucedido pero, por alguna razón las lágrimas comenzaron a brotar, su pecho dolía y la rabia le invadía. Al voltear dónde estaba el espejo pudo verse a si mismo, en aquella posición nuevamente y a su amado sobre él haciéndolo suyo. Un recuerdo que no borraría, una última imagen de aquella mirada llena de furia y dolor en unos ojos rojos como el infierno; cada parte que L besó ardía como quemadura.

Q creía que diciéndole aquellas palabras y terminando su relación L lo atacaría como una bestia, lo despreciaría, e inclusive rechazaría o repudiaria como una prostituta regalandose por placer haciéndole sentir como si no valiera nada.

Pero fue al contrario de eso, le trato tan gentil, su tacto fue tan suave,sus besos desbordaban pasión, inclusive recordaba su respiración tan calmada, lo único lleno de ira era su mirada pero aún así le marcó su cuerpo, no con mordidas ni golpes o rasguños, sino con amor, deseo y gentileza. L supo cómo lastimarle, supo cómo dejar marca en él sin que fuese algo físico, lo cual era aún peor de lo que se imaginaba.
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Supo hacer que nunca olvidara de quien era, haciendole el amor.

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Y yo no me olvido de ustedes! Lamento mucho la inactividad. Pero esta historia de que la termino, la termino. Gracias por su apoyo a pesar del tiempo que me tomo para actualizar. Vamoave si está vez saco un poco más de tiempo para escribir.

L@s quiero mucho 🌼