Jane Agnelli, hija de uno de los dueños más importantes de ferrari asiste una noche a una fiesta porque tiene el corazón roto, en esa fiesta toma algunas malas decisiones que hacen que su futuro cambie.
¿Qué pasaría si Jane tiene que decidir entre 3...
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Para los días malos buenas películas.
Esta semana había sido difícil. Max me acompañó a Italia por mis cosas ahora que iba a trabajar en RedBull necesitaba mudarme. Dejé varias cosas en Italia por el momento no quería nada que me recordara a mi padre, a Ferrari y a Charles.
Dejé la figura a escala del puente que me había regalado Charles, no quería verlo. Mi corazón se partía un poco más cada vez que lo recordaba. No había hablado con él ni con nadie sobre lo sucedido con mi padre.
El único que sabía era Max.
Max me ayudó a buscar alguna casa en Milton Keynes pero ninguna nos pareció apropiada así que me ofreció vivir con él en lo que encontraba donde vivir.
Así que me mudé con Max.
No había salido de la casa por días, ni había prendido mi teléfono.
Ahora me encontraba viendo una película en el sofá mientras comía un helado de fresa.
Extrañaba mi vida de hace unos meses.
Extrañaba a Charles.
Extrañaba a Carlos.
Extrañaba a Ferrari.
Pero no extrañaba a mi padre. Me sentía libre por primera vez en mi vida.
La puerta de la casa se abrió y Max entró por ella. Traía puesta su camisa de RedBull y su típica gorra.
-Jane, tengo malas noticias para ti.
-No más malas noticias por favor. -estaba harta de que todo lo malo me pasara a mí.
-Hoy tenemos que viajar pues mañana inicias a trabajar. -rió un poco. -Y para tu mala suerte conseguí que seas mi encargada de prensa y medios por lo que tendrás que estar pegada a mí todo el día.
-¿En serio? -lo miré sorprendida.
-Se que no es mucho y que estás acostumbrada a otro tipo de trabajo. Si quieres puedo buscar algo mejor. -Max agachó la cabeza.
-Max... gracias. El trabajo es perfecto. Espero no decepcionarlos. -era un trabajo bastante importante, daría todo de mí para que estuvieran orgullosos de mi desempeño.
-No lo harás. -Max se acercó a mí con los brazos abiertos dándome un abrazo que para ser honesta necesitaba.
Después de algunos segundos nos separamos del abrazo y comenzamos a empacar. Teníamos que viajar a una reunión con todos los pilotos y directores de los equipos para acordar algunas cosas sobre el inicio de la temporada de vacaciones.
Vacaciones...
Charles y yo habíamos hecho el plan de pasar las vacaciones en Mónaco y después ir a Tahití.
Todos los planes se habían ido a la basura.
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