Jane Agnelli, hija de uno de los dueños más importantes de ferrari asiste una noche a una fiesta porque tiene el corazón roto, en esa fiesta toma algunas malas decisiones que hacen que su futuro cambie.
¿Qué pasaría si Jane tiene que decidir entre 3...
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POV CHARLES
MARANELLO.
Jane me ha estado ignorando.
¿Me lo merezco? Si.
Hace una semana fue la última vez que hablé con ella en aquel antro. Ella estaba haciendo preguntas extrañas que después de bastante tiempo entendí.
Claro que había besado a alguien en una habitación llena de gente, como iba a olvidar esa noche si soñé con que pasara desde que era un niño.
Esa noche Jane estaba demasiado ebria, quise llevarla al hotel pero llegó Max. Al principio no iba a dejar que él se la llevara pero al final accedí pues todos en el lugar sabíamos que a Jane no le agradaría la idea de que yo la llevara.
Después de esa noche Jane me ignoró por completo.
La semana del GP de Francia cada que trataba de acercarme a ella para aclarar las cosas ella se iba para otro lado. Además había otro problema: Max.
Max había estado pegado a ella como un chicle, no se le separaba nunca y según lo que me dijo Pierre Max y Jane se habían vuelto muy unidos.
Últimamente todos estaban enojados conmigo, Carlos no me hablaba. Max ni si quiera me saludaba. Lando me estaba haciendo la ley del hielo desde el día de la fiesta pues casi lo golpeo por estar bailando con Jane.
Me encontraba en Maranello, manejaba por las calles casi vacías. Nada ero lo mismo desde que ella no estaba conmigo.
Extrañaba tener de copiloto a aquella personita de 1.65, extrañaba ver su pelo rubio revolotear por todo el lugar. Extrañaba ver su sonrisa que hacía que se le achinaran los ojos, aquellos ojos...
La extrañaba.
Por instinto conduje hacia la antigua casa de Jane en Maranello, sabía que ella no estaría en ella pues se encontraba en Inglaterra con Max.
Maldito Max.
Estacioné mi auto y tomé las llaves, Jane me había regalado un juego de llaves para poder entrar a su casa a mitad de la noche cuando aún estábamos juntos.
¿Estaba mal entrar a una casa ajena? Si.
¿Me importaba? No.
Solo sabia que la extrañaba y estando en aquella casa llena de recuerdos podría mantener vivo su recuerdo en mi mente.
Introduje la llave y entré a la casa. Prendí las luces y era como volver a hace unas semanas donde Jane y yo aún estábamos juntos. Cuando aún éramos felices.
La casa estaba tal y como la recordaba. En el sillón había unas cuantas prendas de ropa, me acerqué y ví que eran las playeras de Ferrari, estaba ahí mi playera que le regalé. No estaba la de Carlos por lo que supuse que esa la había querido conservar.
