17. TV

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-¿Así que Lando Norris eh? -Camila habló desde el otro lado de la línea telefónica.

-Es lindo, pero...

-Pero no olvidas a Charles. -dijo con tono irónico.

-Cam, lo de Charles fue hace poco. Creo que debo de sanar un poco.

-Un clavo siempre saca a otro, o en otras palabras Lando podría ser tu Getaway Car. -rió.

-Él no merece eso. -arrugué mi entrecejo mientras me llevaba unas cuantas palomitas a la boca.

-¿Qué me dices de Max? Se ve que está loquito por ti.

-Solo está siendo amable.

-Ojalá tener a dos pilotos buenísimos peleando por mi atención así como tú.

-De qué te quejas si tienes a Pierre vuelto loquito por ti. -recordé lo bien que les estaba yendo, incluso comencé a pensar que iban a casarse pronto.

-Sí Jane, el caso aquí es que tienes para escoger.

-Cam...

-Bien bien, cambiemos de tema. ¿Qué harás para tu cumpleaños? -olvidaba que mi cumpleaños sería en dos días, nunca me había gustado mi cumpleaños.

Los cumpleaños que había celebrado habían sido una mierda excepto, mis padres siempre hacían lujosas fiestas que eran más para ellos que para mí, el día de mi cumpleaños 7 no fue la exepción pero hubo algo diferente.

Ese día mi padre me llevó a su oficina para recoger algunas cosas, en la noche celebrarían una cena en mi honor. La simple idea de una fiesta aburrida llena de personas mayores tomando vino y platicando cosas que no me interesaban me parecía simplemente aburrido.

Ese día mi padre como era costumbre se peleó con mi madre por algo relacionado con la decoración de la fiesta, durante el camino se desquitó conmigo y al llegar al lugar me dijo:

-Desearía que jamás hubieras nacido. Llegaste solamente a arruinar mi maldito matrimonio.

Después me golpeó y yo salí huyendo hasta un pequeño closet que se encontraba en la entrada de la pista. Ese mañana lloré demasiado hasta que la puerta se abrió y un niño entró, se sentó a mi lado y se quedó en silencio.

Rato después empezamos a jugar, mi cumpleaños se había vuelto en el mejor cumpleaños que había tenido en mi vida y hasta el momento jamás había disfrutado un cumpleaños tanto.

Le prometí al niño que de grande viviría en Mónaco y lo buscaría, aunque eso era imposible actualmente pues olvidé el rostro de aquel niño.

A pesar de eso seguía teniendo amor por él.

Después de ese día mi padre jamás me volvió a llevar a la oficina y mis posibilidades de volver a verlo se habían esfumado.

Mi mente regresó a la realidad.

-No lo sé Cam, no tengo ganas de celebrar nada.

-Chica, cumplirás 23. Obviamente tienes que celebrar.

-Tal vez salga con Max a algún lugar.

-Esa es mi chica.

Seguimos hablando sobre cosas banales y después de un rato colgamos. Era sábado y al día siguiente sería la última carrera antes del periodo de vacaciones.

¿Qué iba a hacer en vacaciones?

La puerta de mi habitación de hotel sonó. Me apresuré a abrir, era Max.

-Jane. -saludó con un asentimiento de cabeza como si de un aristócrata de hace años se tratara.

-Max. -repetí su gesto.

QUESTION...?Where stories live. Discover now