Capítulo 2.

56 10 3
                                    

La madre de Yeonjun lo sacudió con poco cuidado para despertarlo, mientras con una voz angustiada, repetía:

—Yeonjun. Yeonjun, cariño, despierta… Yeonjun.

—Mamá… —Él gimoteó, porque la voz de su madre no lograba registrarse del todo en su cabeza y, por lo tanto, no podía registrar el dolor en su voz. —¿Por qué no puedo dormir cinco minutos más?

Su propia voz era ronca.

Estaban en vísperas de Navidad, tan emocionados que habían comenzado a festejar antes de tiempo.

Beomgyu y él habían sido los primeros en irse a dormir, pero eran poco más de las doce treinta cuando se despidieron y cada uno volvió a su lugar. Sus padres se habían quedado con el pretexto de "un rato más" como pequeños niños en pijamada. Ninguno de ellos había bebido, sin embargo, estaban demasiado felices y divertidos como para soltarse. Incluso el nuevo integrante en casa de Yeonjun era parte del cuarteto ya.

No entendía lo que sucedía, pero todavía adormilado hizo su mejor esfuerzo por levantarse cuando escuchó a su padre pedírselo de nuevo, esta vez sorbiendo su nariz.

—Cariño, necesito que te quedes con Beomgyu esta noche. Irémos al hospital, pero ni él ni tú pueden acompañarnos y no queremos que se quede solo como está.

—¿Qué le pasó a Beomgyu? —Uno de sus ojos se entrecerró para enfocar un poco mientras se ponía los zapatos y buscaba el abrigo que se había quitado para dormir fresco. —¿Qué tiene?

—Beomgyu está bien, pero está muy asustado, ya lo sabrás después, ahora vamos. Lleva lo que necesites para compartir con él.

—¿Podemos ver películas?

—No sé si él esté en condiciones para prestar atención a una película, pero intenta distraerlo hasta que puedan dormir. No lo dejes solo.

Aquella noche se metió bajo las mantas de Beomgyu, que lloraba desgarradoramente escondido entre las sábanas, sin siquiera mirarlo. Le frotó la espalda y le habló de cosas sin sentido, de cómo por primera vez le había mentido cuando le dijo que en su cumpleaños la chica más guapa de su curso, Yeji, que había estado interesada en él, no le había dado un regalo.

—Me mostró los senos. —Le dijo fingiendo una risa que se sentía apagada para sí mismo. —Fue caliente, pero no tanto como verte en pelotas, Beomgyu. ¿Tú crees que yo sea gay? Sólo somos dos chicos. ¿Eso se puede saber ahora? Ni siquiera tienes un pene grande y el mío… Vaya, por dios, estoy divagando, pero sabes lo que quiero decir.

Pero Beomgyu no lo llamó idiota y le dió un golpe para responderle con la afirmación que era parte de la mayoría de sus conversaciones que no llegaban a ningún lado: "Por supuesto que no lo sé, idiota. Habla claro."

Beomgyu sólo continuó llorando, y Yeonjun se limitó a abrazarlo por la espalda y cantarle un poco, cambiando la letra a canciones que Beomgyu amaba para obtener algo, pero siguió sin conseguir una reacción.

Él lo supo el día siguiente.

Cuando ambos se habían ido y los adultos continuaron su convivencia, el padre de Beomgyu finalmente había decidido irse a la cama casi una hora después sin mencionar que había comenzado a marearse, a sentir la falta de oxigenación. El hombre había comenzado a subir las escaleras y cuando su esposa se había puesto de pie al notar el tambaleo ligero, Beomgyu había aparecido al final de las escaleras frotándose el rostro y hablando de la sed que tenía.

Había sido un segundo y Jeonghan estaba perdiendo el equilibrio. Ni siquiera Beomgyu reaccionando tan rápido como pudo para correr los peldaños que los separaban y detenerlo fue suficiente. Su padre había perdido la conciencia antes de caer por las escaleras que casi había terminado de subir.

Youngblood.Where stories live. Discover now