Capítulo 16.

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La decisión de no mandar al demonio todo acerca de la situación, con respecto a la semi–relación de Beomgyu con Bumjune por la simple y loca idea de no querer ser problemáticos con el amigo de ambos, fue un poco demasiado difícil para Yeonjun.

Si era sincero: ser egoísta era su fuerte.

Podía pasarse por el culo la importancia de la amistad que le había inculcado su madre, de la misma manera en que podía hacerlo con la lealtad.
Lo único a lo que se había mantenido firme era con el compromiso a su amor por Beomgyu, pero ahora que el chico estaba finalmente confiando en el potencial que podían tener juntos, no necesitaba de nada ni nadie más. Sin embargo, por supuesto, fue Beomgyu la razón de que aquella mañana del sábado se encontrara sentado en una silla de madera, mirándole el rostro sonriente y nervioso a Beomgyu, quien se acercaba junto a Bumjune con una conversación aparentemente trivial.

Se pasó los dedos entre el cabello, peinándolo hacia atrás y sonriendo.

Su postura se volvió confiada en cuanto los ojos de Beomgyu lo atraparon recorriéndolo de arriba hacia abajo con la mirada. Sus labios lanzaron un beso por el aire y dentro de su pecho, su corazón se removió cuando Beomgyu apartó la mirada con cierto tinte tímido en la forma en que su nariz se frunció.

Aunque Beomgyu y él tenían toda la confianza del mundo, era increíble ver esa faceta de él, donde algo tan pequeño lo hizo reaccionar de manera tan adorable y discreta.

Parecía que Beomgyu era otra persona muy en el interior cuando se encontraba compartiendo su vida específicamente con alguien.

Reposó el brazo en el respaldo de la silla al lado de la suya, donde esperaba que Beomgyu se sentara. Cuando sucedió, Yeonjun inmediatamente rodeó suavemente los hombros de Beomgyu, pellizcando con cuidado el hombro de la mezclilla que cubría a Beomgyu.

Bumjune, al otro lado, observó cuidadosamente la interacción.

—Así que… —Yeonjun se mordió el labio inferior mientras giraba sólo lo suficiente para mirarlo. Cuando la carne escapó de entre sus dientes, una sonrisa rebosante de superioridad se posó en su cara.
Bumjune pareció sospechar. —¿De qué se trata esta reunión? Realmente nunca habría venido si Yeonjun hubiese sido quien proponía «café» como opción de lugar. Es de mal augurio, supongo.

—Lo es. —Dijo Yeonjun, tirando de Beomgyu más cerca. —No creo que en adelante, cualquier cosa que sepas en donde yo esté incluído, sea muy agradable para tí.

—Boom… —Beomgyu se interpuso, con la mirada sobre la mesa, jugando con la esquina de servilletero. —Yeonjun y yo… Nosotros: queremos hablarte de algo importante, pero no queremos que sea malo, realmente. Sólo es algo que ya se veía venir, incluso si se sintió tan imposible. Por favor, sólo espera un poco, ¿sí? No olvidaremos decirte antes de irnos, pero, al menos yo, no creo que quiera hacerlo justo ahora.
Pasa una buena mañana con nosotros; luego hablamos.

Bumjune asintió, pero Yeonjun no estuvo del todo de acuerdo con la petición. Aún así, no dijo nada.

Quería que se acabara de una buena vez.

Quería finalmente aprovechar el tiempo que Beomgyu podría ofrecerle y no desperdiciar ni un segundo. Quería mirarlo todo el día, quería llenarlo de flores y besos, quería enterrarse en él toda la noche y luego hacerlo reír hasta que olvidara respirar, porque Yeonjun siempre olvidaba respirar al tener a Beomgyu de frente. Quería hacer que Beomgyu pudiera amarlo tan fuerte como él lo hacía con Beomgyu, pero tuvo que esperar un poco más, bebiendo un café horrible que Beomgyu parecía amar, comiendo panqueques simplemente para evitar la amargura de su bebida.

Frente a ambos, Bumjune bebía café con crema, demasiado relajado pese a tener los ojos duros de Yeonjun encima, porque Yeonjun no estaba dispuesto a dejar pasar un día más sin, finalmente, marcar como suyo a quien debería haberle pertenecido desde hacía muchísimo tiempo.

Youngblood.Where stories live. Discover now