Capítulo 9.

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Yunjin parecía feliz escuchando las remakes que la banda de Beomgyu tocaban, tenían un estilo único e increíble que a Yeonjun le hacía erizar la piel. No importaba que no fuesen canciones completamente originales, eran suyas. Las hacían suyas y las hacían perfectas.

La forma en que Beomgyu se movía sobre el escenario no dejaba entrever ninguna señal de esa vulnerabilidad que su corazón tenía. Cantaba enojado, cantaba caliente, cantaba emocionado y cantaba feliz.

Sus expresiones y la ligereza con la que su cuerpo se desplazaba, como si navegara en medio del mar, elegante y preciso, le decían a Yeonjun que habían escogido bien a su Beomgyu para estar en el frente, para conectar directamente con el público.

Era una pena que su madre no pudiera verlo, pero Yeonjun estaba ahí para darle su atención.

Si cabello que crecía cada vez más le daba una imágen diferente, menos niño. Lo hacía ver caliente pero al mismo tiempo angelical, sin basarse siquiera en las letras, pero cuando la música se le sumaba y su voz grave aparecía, Yeonjun sentía que iba a estallar en sus pantalones.

—¿Cómo estuve? —Beomgyu preguntó al bajar del escenario, luego de haber saludado a otras personas.

Lo miró jadeante y Yeonjun tan sólo le sonrió, abriendo los brazos para que se metiera entre ellos. Beomgyu lo abrazó por la cintura y se escondió en su pecho, dejando que le acariciara la espalda.

—Lo disfruté mucho. —Respondió finalmente Yeonjun, luego bajó su cabeza y susurró contra su oído: —Te disfruté mucho…

Los ojos de Beomgyu se encontraron con los suyos y la forma en que brillaron le dieron una enorme idea.

Se movió suavemente y rozó con sus labios los del chico, pero Beomgyu le apretó el trasero antes de dejar que sucediera algo entre ambos, luego se apartó aclarándose la garganta.

—¿A quién trajiste contigo?

Beomgyu cabeceó detrás de él y entonces lo recordó.

Se giró y colocó la mano en la espalda baja de Yunjin, que parecía distraída mirando a uno de los compañeros de Beomgyu. La atrajo hasta ellos y cuando ella le sonrió a Beomgyu sacudiendo la mano emocionada para saludar, la presentó.

—Beomgyunnie, esta es Yunjin. Yunjin, él es Beomgyu, mi vecino.

No supo que no siquiera llamarlo amigo hizo que Beomgyu se sintiera un poco más pequeño de lo que ya estaba parado frente a esta chica, que había visto a través de su ventana.

Yunjin le tendió la mano a Beomgyu y él la tomó con una sonrisa amable.

—¡Vaya!, no había escuchado de tí, pero parece que eres alguien importante. La gente no ha parado de gritar por tí.

Beomgyu le dió una mirada que Yeonjun no supo descifrar, pero ante de poder intentarlo mejor, Beomgyu estaba mirando a la chica nuevamente.

—En absoluto, no soy importante. Las personas sólo hablan de lo que les gusta por la estética, pero las cosas bonitas sólo dan felicidad un rato. Me olvidarán cuando salgan de aquí, aunque probablemente recuerden a la banda.

Yunjin sacudió su mano en desacuerdo.

—Tonterías. Yo no podría olvidar tu cara en absoluto. Así que… ¿Tú y Yeonjun se conocen de mucho tiempo?

—Sólo diez años, casi nada.

—Ah, llevan mucho tiempo siendo amigos…

—No. —Yeonjun frunció el entrecejo, pero Beomgyu respondió su duda antes de verbalizarla. —Nuestras madres han sido amigas desde mucho antes que existiera alguno de los dos, pero Yeonjun y yo sólo somos vecinos. No somos amigos, lo invité por compromiso.

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