Capítulo 5.

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—Beomgyu… —Yeonjun se inclinó para mirarlo a los ojos, que se encontraban pequeños y rojos, y soltó algo parecido a un gruñido. —¿Qué mierda pasa por tu cabeza? ¿Qué diablos te metiste?

Beomgyu volvió a reír, sin embargo no pareció tener intenciones de responder.

Lo que le dijo fue:

—Le dije a mamá que me quedaría a dormir con Soobin y él no estaba feliz porque no confía en que Jungkook va a cuidarme si me duermo y hay más personas allí, así que le dije que sólo dormiría contigo.

—¿Quién es Soobin y por qué parece que le has hablado de mí? —Beomgyu rió, acomodándose más cerca y frotando el rostro en su pecho. Rió aún más fuerte cuando lo reprendió. —Deja de reírte, odio recordar que estás jodidamente drogado. Eres un puto idiota. ¿Su polla es tan buena que todo esto te lo metes como aire?

Se sintió mal por las palabras duras que salieron de sus labios, pero fue un poco el alivio que sintió cuando Beomgyu no pareció estar ofendido aunque estaba atento, probablemente porque lo que había consumido había hecho algo con eso. Estaba tan sonriente que parecía no ser el típico Beomgyu.

Cuando estuvo cómodo, Beomgyu respondió con un bostezo la mitad de sus palabras.

—Soobin confía en tí porque le he hablado de tí, le dije que eres mi amigo y vecino y le enseñé una foto el otro día, y le dije que nuestras mamás son amigas desde la universidad, y le conté un montón de cosas de ellas y de nosotros, y de Namjoon y de mi papá y tu papá y… —Beomgyu se quedó callado y de repente, preguntó. —¿Qué día es hoy?

Sus ojos le hicieron algo en el pecho.

Se veía tan pequeño así, tan desorbitado pero al mismo tiempo inocente y sin penas.

Tenía sólo trece años y Beomgyu era tan triste y tan exigente con el resto y consigo mismo todo el tiempo que parecía mayor, pero esta noche había algo diferente, como el Beomgyu que debería ser siempre si nada lo hubiese lastimado.

—Dime quién es Soobin.

Su insistencia hizo a Beomgyu reír nuevamente y, tras algunos segundos, le respondió otra vez.

—Ah, Soobin… Yo en verano comencé a ir a un curso para aprender a tocar la guitarra y realmente fue fácil. El profesor dijo que era el mejor y me dijo que algún día podría ser alguien muy grande si yo lo quería así, porque era un prodigio. —Yeonjun sabía esa historia, pero lo dejó hablar y divagar un poco. —Ese profesor me gustaba tanto. Era caliente. Pero se fue porque su esposa le dijo que lo que hacía no era un trabajo real y lo amenazó con llevarse a su bebé si él no conseguía algo mejor. ¿Las mujeres siempre son tan duras? A mí no me gustan las mujeres. El otro día Jungkook estaba muy enojado porque una chica se sentó en mis piernas y me puse muy nervioso, pero no podía sólo tirarla y no sabía cómo decírle que se fuera. Jungkook tiene manos duras, creí que mamá se daría cuenta pero no lo hizo.

La última afirmación hizo que Yeonjun lo mirara con angustia, pero Beomgyu abrió los labios para continuar saltando de un tema al otro.

—Beomgyu…

—¡Tengo que avisarle a Soobin que ya llegué! —Lo cortó con un jadeo apurado, y comenzó a buscar en sus bolsillos como un loco el celular. —¿Dónde puse el celular?

Beomgyu caminó alrededor de toda la habitación como si hubiese caminado ahí, incluso mirando en los espacios entre los muebles y la pared, sin encontrarlo. Fue a asomarse por la ventana y el vértigo golpeó a Yeonjun, haciéndolo levantarse e ir a apartar a Beomgyu para regresarlo a la cama.

—Deja que te llame él, cuando suene lo encontrarás.

Beomgyu no puso resistencia y se recostó nuevamente sobre él.

Youngblood.Where stories live. Discover now