Capitulo 11.

4.7K 258 4
                                    

Mi madre me saluda con un abrazo al que no correspondo. Su fragancia me golpea de lleno, trayendo consigo un montón de recuerdos.

La cabeza de Gale se perdió entre la multitud, por lo que el alivio me inundó al pasar desapercibida para él.

Mi madre se separó de mi y acarició mi pelo con ansiedad. Sus ojos estaban inundados de lágrimas.

- Katniss...- me observa un buen rato y poco después pasa su vista hacia mi izquierda - Hola Peeta- lo abraza a él también, pero con menos efusividad.

- ¿Qué tal estas?- pregunta mirándome.

- Si hubieras estado estos dos años conmigo lo sabrías.- respondo cortante.

- Hija yo....- decido interrumpirla antes de que más mentiras salgan de su boca.

- No quiero escuchar ninguna excusa. Es tu vida, no tienes que darme explicaciones de por qué me abandonaste, no soy nadie para pedírtelas. Ya lo hiciste antes y sabes perfectamente que sé cuidarme solita.- intento moderar mi tono, pero por lo visto no funciona porque hay personas que se han parado a mirarnos-. No esperaba más de ti, sabía que volverías a hacerlo, como siempre que las cosas salen mal.- replico en tono hostil y frío.

Mi madre se queda con la boca abierta mientras las lágrimas humedecen sus mejillas.

Echo a andar antes de escuchar su voz de nuevo. La abandono a ella y a Peeta en esa estúpida cafetería.

Camino lo más deprisa posible mientras vuelvo a sentir ese dolor tan familiar en mi pecho. Lo llaman tristeza, creo. Últimamente había dejado de sentirlo, pero ahora ardía con fuerza. Casi era insoportable.

«¿Por qué me importa?»- me pregunté a grito pelado en mi zabeza.- «¿Por qué dolía de esta forma?»

Estaba tan alterada que mi respiración se había vuelto irregular. Me apoyé en una farola que estaba cerca para no tambalearme.

Sentía como la frustración acababa por invadirme el cuerpo. Quería gritar. Quería gritarle a alguien o a algo.

Una mano sacudió mi hombro y poco después escuché mi nombre.

- No deberías enfadarte con ella. Lo ha pasado bastante mal.- susurra cerca de mi.

Me giré para mirarle a la cara - ¿Y yo qué, Peeta!- le desafié con la mirada- ¡¿No lo he pasado ya bastante mal?!- las lágrimas se agolparon en mis ojos- ¡Mi vida ha sido un auténtica mierda!- golpeé su pecho con furia una sola vez.- ¡Es mi madre, y no dudó en abandonarme en cuanto se le presentó la oportunidad!- le golpeé de nuevo.- ¿¡Como crees que me siento?! ?¡Acaso crees que voy a perdonarla?!- seguí gritando.- ¡La odio!- solté. La palabra adoptó un sabor dulce en mi lengua y aplacó un poco el dolor en mi pecho. - ¡La odio, la odio, la odio!- repetí mientras las lágrimas escapaban. Lo repetí una y otra vez hasta que la garganta me ardió por culpa de los gritos.

Los brazos de Peeta me envolvieron. No pude hacer otra cosa que mojar su camiseta con mis lágrimas.

- Todo es su culpa.- gemí contra la tela.- Es una maldita egoísta que me ha dejado sola.- seguí rebuznando.

- No estas sola.- susurró en mi oído.- Me tienes a mi.- siguió acariciando mi pelo para tranquilizarme -. Siempre juntos, ¿recuerdas?- apretó más su abrazo alrededor de mi.

Inhalé su aroma e intenté calmarme.- Lo siento, me he vuelto loca.- escondí la cara en su pecho.

- A mi me pasa a menudo.- su aliento golpeó mi pelo.- Lo raro es que no te pase.- sentí como se encogía de hombros. Sonreí ante lo normal que actuaba a pesar de que se me había ido la olla en medio de la calle.

Me aparté de él para mirar a nuestro alrededor. Aún había algunas personas curiosas que nos observaban. Me sentí mal por Peeta.

- Gracias por estar siempre a mi lado.- suspiré aliviada. Agrandó su sonrisa, sujetó mi mano entre la suya y echó a andar.

(......)

Peeta coloca el plato lleno de comida delante de mi.

- Estás loco si de verdad piensas que voy a comerme esto yo sola.- repliqué.

- Y tu estás loca si de verdad crees que voy a permitir que no te lo comas todo.- replicó con una sonrisa.

«Maldito Peeta...»- pensé; y una sonrisa invadió mis labios.

Se sentó a mi lado con su plato y sirvió las bebidas.

- ¿Deberíamos despertar a Johanna para que nos acompañe?- preguntó señalando la mesa.

- No creo que le importe mucho.- me encogí de hombros y me llevé la primera cucharada de estofado a la boca.- Mmm..., está muy bueno.- comenté.

- Gracias.- sonrió y empezó a comer él también.

Poco después llamaron a la puerta. Peeta se ofreció voluntario para abrirla y no protesté en absoluto.

Sin embargo, casi me atraganto cuando escucho la voz del visitante. Comienzo a toser frenéticamente y me abalanzo sobre el vaso de agua.

Una vez he dado algunos sorbos, escucho mi nombre. Peeta había decidido que debía unirme a la fiesta.

Me sentí torpe cuando me levanté, tal vez porque estuve a punto de tirar el vaso de agua; qué sé yo.

Con pasos lentos conseguí arrastrarme hasta la puerta de la entrada. Asomé la cabeza y pude verle a la perfección.

Me resultó extraño. Era como ver a una persona nueva pero familiar a la vez. Había pasado el tiempo, y con él ciertos cambios se habían producido, parecía el mismo Gale pero distinto a su vez. Algo inexplicable para mi también.

Algo se removió en mi interior, pero no logré definirlo como algo bueno.

"There will always be hope" - Peeta y KatnissDonde viven las historias. Descúbrelo ahora