Capítulo 24.

4.2K 216 7
                                    

Pasados unos meses...

- No puede huir de mi, señorita Everdeen.- su voz es tan familiar y espeluznante que provoca un escalofrío que me recorre la espina dorsal.- Le quitaré todo lo que tiene, todo lo que más ama en este mundo....- asegura.

- ¡No! ¡No puedes hacerlo! ¡Estás muerto!- las lágrimas empapan mi cara y la desesperación por dejar de oír su voz es fuerte. No sé dónde estoy pero no paro de oír su voz en medio de la penumbra.

Un rastro de rosas blancas manchadas de sangre es lo único que veo. Me arrodillo en el suelo y comienzo a gritar, pero nadie me escucha.

Cuando me despierto noto el cuerpo tembloroso. El sudor me cubre la piel y la oscuridad no hace nada más que empeorar mi ansiedad. Me sorprendo cuando me doy cuenta de que esta vez no he gritado.

Peeta se encuentra dormido a su lado de la cama y de alguna forma eso consigue tranquilizarme. Me acerco a él, lo abrazo y aspiro su aroma. No tarda en despertarse y devolverme el abrazo.

- ¿Has tenido otra pesadilla?- susurra.

- Estoy bien.- miento.

- Estás temblando. - afirma.

- Ahora estoy bien. - aprieto mi abrazo sobre su cintura y cierro los ojos.

- Últimamente las pesadillas no hacen más que repetirse. ¿Algo va mal?

- No, claro que no. - le acaricié el pecho por encima de la camiseta. - Todo va perfecto por aquí.- sonreí a pesar de que sabía que no podía verme.

- Sabes que si necesitas algo siempre voy a estar a tu lado, ¿no?

- Sí, lo sé. Por eso todo va bien. - respondí.

(......)

Cuando bajo a la cocina el olor a comida ya ha invadido la planta baja.

- Buenos días. - abrazo a Peeta por la espalda y deposito un beso en ésta.

- Buenos días. - me aparto de él y dejo que sirva el desayuno.

- ¿Qué hay para desayunar? - miro el festín que hay en la mesa con muy buenos ojos y sonrío. - Un desayuno digno de cinco estrellas. Hoy sí que te has esforzado. - le alabo.

- Gracias.

Nos sentamos a desayunar, pero por lo que he visto presiento que quiere hablar de algo.

- Katniss...,- «ahí vamos...»- quería preguntarte si hay algo que esté haciendo mal. Lo de anoche....

-¡Por supuesto que no!- le interrumpí. - Ya te dije que todo está bien. No has echo nada malo. Es cierto que mis pesadillas han ido un poco a peor, pero creo que se debe a que el aniversario de la guerra se acerca. Me pone los pelos de punta.- admití.- Pero soy feliz ahora, contigo.- estiré el brazo lo suficientemente para que mi mano acariciara su mejilla.

- De acuerdo. - respondió. - Yo también....

- ¡Puaj...! ¡Pero qué asco! Haced eso en privado, por favor. - Haymitch entró balanceandose con una botella a medio acabar en la mano.

- Vaya, no sabía que mi propia casa fuera de dominio público. - respondí con sarcasmo.

- Pues ala, ya lo sabes. - arrastró una silla y se sentó en ella.

- ¿Qué quieres Haymitch?

- Que la licorería abra los domingos y de paso que Sae la grasienta deje de venir a mi casa para limpiarla, pero no se puede tener todo en esta vida ¿no? Qué pena.... - volvió a darle un trago a su bebida.

"There will always be hope" - Peeta y KatnissDonde viven las historias. Descúbrelo ahora