Capítulo 4: Despedida

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Capítulo 4: Despedida


-Granger, ¿qué te dije de dejar a mi familia en ridículo?- le preguntó mientras la guiaba.

-No fue culpa mía.

-Si estuvieras más atenta, eso no pasaría. Tranquilízate- le ordenó el rubio.

-Malfoy te lo agradezco, pero tú no mandas- le dijo mientras intentaba llevar ella el ritmo.

-Ni se te ocurra, yo soy quien tiene que llevar el ritmo.

-De eso nada- amenazó Hermione.

A pesar de lo que intentos de Hermione, Draco no se dejó vencer y le hizo saber quién era el que mandaba. Al acabar la canción la agarró por la cintura y por el cuello y la giró dejándola sobre su rodilla. Se acercó a su oreja.

-Que sepas que mando yo. No debiste conocer ningún bailarín tan bueno como yo, que te enseñase como se baila, pero ahora ya lo sabes- después de eso la subió.

Hermione frustrada, salió de la pista de baile y se dirigió a la terraza.

-Cássidi, me arrastraron. No fue mi intención dejarte sola.

Hermione se giró y vio a Regulus. Tenía la cara seria, pero se le notaba avergonzado.

-No te preocupes, me advertiste. Además Malfoy me ayudó.

-En un momento pensé que sería Sirius.

-¿Sirius?- preguntó sorprendida.

-Sí, iba a ir en tu ayuda, pero Malfoy se le adelantó- comentó despreocupadamente- que te parece si para compensarte, no me separo de ti en toda la noche.

-Que te parece si lo dejamos hasta el final de baile- debido al comentario de Hermione el chico se sonrojó.

-¿Te apetece bailar?

-¿Aquí?- preguntó extrañada.

-¿Hay algún sitio mejor?

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-Amo Malfoy, es hora de levantarse.

Se levantó, se dio una ducha y se vistió. Al igual que hacía en el presente, dejó todo tirado y la cama sin hacer. El elfo lo haría. Ese día desayuno solo con Narcisa. Lucius y Abraxam tenían unos asuntos de negocios.

Al verla desayunando, estuvo tentado de darle un beso en la mejilla, como hacía todos los días. Pero debía recordar, que en esa época, no era su madre.

-Buenos días.

-Buenos días, ¿qué tal dormiste?- preguntó la rubia.

-Bien.

-¿Qué te pareció el baile?

-Bastante presuntuoso. Pero no estuvo mal.

-Me alegro. ¿Qué te pareció la señorita Black?

-¿Perdona?- casi se atragantó.

-Se te vio... interesado.

-No quería que quedase en ridículo.

-Ya- dijo sospechando- creo que le deberías regalar algo.

-¿Por qué?

-Porque mañana vas a hacerle una visita.

-¿Y eso?

-Tienes que disimular un poco antes de que le pidas matrimonio.

Sin poder impedirlo, escupió todo el zumo.

Mira el pasado y verás el presenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora