××Una Dulce Sonrisa××

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Es probable que la mayor virtud de los hermanos Darwin sea su cegador encanto, cabellos castaños, piel blanca como la nieve, una sonrisa hermosa, un par de ojos color esmeralda capaces de que las chicas deseen perderse en su mirada.

La personalidad de Aedus juguetona e imprudente, y la de Caleb, dulce e inocente.

Combinación que hicieron que su verdadera personalidad sádica y violenta se mantuviera oculta.

Después que su madre falleciera y su abuela se hiciera cargo de ellos a una corta edad decidieron que la vida no les ganaría la batalla.

Si, descubrieron que su madre se embarazó sin desearlo, que tenían un padre que supo de ambos y nunca los buscó, que nunca los amó como a su hermana mayor la cual descubrieron su existencia por casualidad.

Pero a pesar de sólo compartir sangre por parte de aquel hombre que simplemente dió su esperma para traerlos al mundo, aquella joven que les llevaba un par de años, los trató como hermanos. Que su anciana abuela sin importar las dificultades los crió como pudo.

Lastimosamente había algo en ellos que no podían ignorar. El deseo y satisfacción de arrebatarle la vida a una persona.

Bueno, hay veces que uno de los jóvenes se arrepiente y le pasa por su mente una especie de arrepentimiento, claro que ésto no dura mucho que se diga.

Sus planes no fueron estropeados en ningún momento por la incompetencia de la Policía de Orville, no hasta que un chica tonta y con suerte escapó de sus manos dando paso a que dos detectives empezarán a hacer un buen trabajo en seguirles los pasos.

Caleb tenía que actuar ahora antes que las cosas se salgan de control.

Miró si reloj puesto alrededor de su muñeca, las 3:40 pm, elevó la mirada con dirección a la puerta de la cafetería y le sonrió a la muchacha que entró al lugar.

lamento la tardanza, fué difícil escaparse no sólo de mi madre sino del oficial que cuida fuera de casa

—no te preocupes—le dice a Lexi agrandando la sonrisa en su rostro–me alegra que hayas pedido venir, creo que alejarse de todo lo que sucede es bueno para tí, al menos es en lo que puedo ayudar.

tú y Aedus intentan siempre sacarme una sonrisa a pesar que sólo nos vemos durante el almuerzo en el colegio, los mensajes que me envían por las noches con sus malos chistes también los aprecio.

¡hey! —se queja—no son tan malos.

si lo son—se burla la jóven—enserio me gustaría poder salir y olvidarme de todo lo que pasa a mi alrededor, tener la libertad de ir a donde me plazca sin tener miedo de que alguien pueda matarme, quisiera que ésto fuera una pesadilla, escaparme para verlos esperando que mis padres no lo sepan hará que mis nervios estallen.

no lo sabrán.

"Han pasado semanas y no lo han notado", " son idiotas o despistados", pensó él.


Caleb se levantó de la silla y rodeó la mesa quedando junto a Lexi quien lo seguía con la mirada, le extendió su mano y ella la tomó.

ven conmigo—pidió casi en un leve susurro sin embargo ella le escuchó a la perfección.

acabamos de llegar, no quieres pedir....

Caleb jaló de su mano apretando con delicadeza, él hace que se ponga de pie y acerca su boca a su oído

tengo que llevarte a un lugar especial

Un escalofríos recorrió su cuerpo, el aliento cálido de él se sintió como una fresca brisa.

Su corazón latió rápidamente debido a la sorpresa de su cercanía, Lexi consideraba a los hermanos Darwin como buenos amigos, y si, en ocasiones se comportan coquetos con ella aún así Lexi no le daba importancia.

¿Entonces cuál es la diferencia en éste momento? ¿Porque su corazón reacciona de esa manera?.

si no quieres ir, está bien—Caleb se aleja y sus dedos acarician los de la muchacha poniéndola incluso más nerviosa.

La boca de Lexi se abrió para decirle que sí, sí quería ir con él, pero el sonido de su teléfono detuvo que esas palabras salieran.

¡no puede ser! —dijo leyendo el mensaje que su padre envió.

*vuelve a casa*

Lo que faltaba, que se dieran cuenta que salió sin permiso.

El regaño que le espera al llegar iba a ser horrendo.

lo siento, papá descubrió que salí y...

no te preocupes, nos vemos en el colegio mañana.

si, hasta mañana—dice Lexi despidiéndose de Caleb.

Antes de salir voltea a ver al muchacho sin que él lo note.

Él vuelve a sentarse con una extraña sonrisa adornando su rostro mientras sus ojos se posan en el menú que está sobre la mesa.

Lexi vió como la expresión del joven pasaba de una sonrisa a un ceño fruncido, estuvo a punto de regresar con él y preguntar que sucede pero su teléfono volvió a sonar.

Es su padre otra vez.

Ella da un giro sobre sus talones y sale de la cafetería con dirección a casa.

Quizás si Lexi hubiera puesto más atención a Caleb habría notado los rasguños que él tenía en sus brazos.

Incluso él se puso una camisa de mangas cortas para ver si ella se daba cuenta.

Pero no.

La joven tenía demasiada confianza puesta en los hermanos y eso era lo que Caleb quiso comprobar.

Estuvo con él unos minutos y no notó lo que estaba a simple vista.

es perfecto—habló para si mismo, luego de que Lexi se fuera—te muestran un poco de amabilidad y te comportas tan dócil

Caleb se levantó con intención de irse también cuando recibe una llamada.

¿¡que quieres!? —responde con fastidio sabiendo que es su hermano quién llama.

La conversación es realmente corta.

Recibe instrucciones y obediente sale de la cafetería a cumplirlas.

La cuenta regresiva llegó a cero.

AEDUS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora