Capítulo n°33: "Laberinto de brasas".

10 4 11
                                    

Pasado.

Fena no conseguía calmarse. Antón, su esposo no lograba calmarla con nada. Se sentía desesperado y temía por la vida de su amada.

-Fena puedes calmarte por favor – pidió casi en pánico - ¿Qué hizo la reina Luna para que te alteraras de ese modo?

Inhalaba y exhalaba aire tratando de llevar calma a su corazón. Entendió que si no se calmaba no podría ayudar al rey y a su esposa.

-Luna me solicito que debía darle muerte a la reina Marte – no vacilo al hablar sintiendo deshacerse de un gran peso de encima – y también me dio esto.

Le mostro un frasco de hiedra del diablo y a Antón se le desorbitaron los ojos, que debió sostenerse de la mesa para no caerse. Se habían trasladado hasta ahí para que no interrumpieran la felicidad de los reyes en la sala del trono.

-Hay que evitarlo – afirma empuñando su espada – Hay que advertirles.

-Lo sé por eso salí corriendo cuando me hizo entrega del veneno y creo que lleva algo más por su color.

-Esa hierba es difícil de encontrar sino vas al monte de Venus – Fena asentía a su aportación. – Y el príncipe Mejías está utilizando a su favor el odio de la reina.

-Estoy de acuerdo contigo ¿Qué haremos?

Antón no lo pensó ni dos veces. Busco al rey Neptuno entre los miles de presente y logro aislarlo para hablar con él.

-Antón pareces afligido – dijo el rey mirando de reojo a alguien que se inmiscuía entre los invitados - ¿Invitamos a Len Mayor Bordo?

Su consejero fruncía el ceño confundido, pero al darse vuelta y mirar en la misma dirección que su rey comprendió que hablaba.

-No recuerdo haberlo incluido en la lista ¿Por qué lo pregunta?

-Era o es íntimo amigo de Mejías. Si está aquí no es por nada bueno, seguramente mi hermano mando a vigilarnos.

Neptuno estaba convencido de que su hermano menor no se quedaría con los brazos cruzados mientras estuviera en algún lugar del universo escondido reclutando aliados para una posible venganza.

-Mejías no puede entrar al planeta sin ser visto – aseguro Antón – Recuerde que los titanes de hielo lo buscan y no podrá escapar de ellos.

-Eso es lo que me tranquiliza.

Len se marchó permitiendo que el rey volviera a concentrarse en la fiesta y en lo que iba a decirle su consejero.

-Rey no quiero que se asuste, pero hay algo que debo decirle – Neptuno escrutaba sus gestos al hablar y realmente eran preocupantes – Fena dijo que su madre, la reina luna le ordenó matar a Marte.

Por poco suelta su copa ante esas palabras. Antón logra atraparla a tiempo para que los demás no entraran en pánico. Estaba patidifuso, bajaba los escalones de su trono con parsimonia y el consejero luchaba para no dejarlo caer, aunque le doblaba en masa y tamaño.

- ¡Neptuno! – el pronunciar su nombre lo hizo reaccionar, pero moverse con más rapidez a los aposentos de la reina – Por favor escúchame, hay que elegir con detenimiento los pasos que daremos, su madre no es cualquier persona y más si tiene como aliado a Mejías.

El rey no podía controlar su furia. Iba de un lado a otro por los corredores, sin embargo, Antón logro detenerlo a tiempo que cometiera una locura.

RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora