Capítulo n°40: "Efecto solar".

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Pasado.

El rey Neptuno convoco a una asamblea. Siente mucho pesar en su corazón, pero debe comunicarle a su pueblo de los posibles acontecimientos y la amenaza que significa su madre y hermano.

Aunque su mente divaga en su esposa. Desde la visita de Mejías, cosa omitida al rey, pero su rostro no sabe disimular su preocupación. Neptuno desciende los tres escalones para tomar las manos de Marte y levantar su mentón, sus preciosos ojos lucían tristes, angustiados empañando ese color tan hermoso que siempre relucen.

--¿Qué pasa mi reina? Pareces apagada y hoy te necesito a mi lado más fuerte que nunca. – apenas sonreía.

--Tranquilo estaré a tu lado como lo hecho desde nuestra unión. – esbozo una sonrisa que no dejo satisfecho a su esposo. – Sin embargo, me preocupa la reacción de los habitantes Lotianos, ellos confían en nosotros y le hemos fallado al no poder dar con nuestros enemigos.

El rey sujeto su cintura para apreciar de cerca su rostro, tan blanco y de terciopelo que hipnotizan, el dulce aroma que desprende por su perfume recordándole el momento exacto en que se conocieron y juntando sus labios esa inquietante sensación desaparece al sentir sus labios chocar con los suyos.

La pasión sigue más viva que nunca, pero con tantos problemas no pueden disfrutarse como lo hacen una pareja. Resolverlos es el principal motivo de la corona.

--Esta noche será únicamente de nosotros dos. – prometió Neptuno al despedirse con otro beso tan suave como su piel y tan ardiente como el deseo emanado de dos cuerpos a punto de derretirse.

Venus regresa luego de acostar a las niñas haciendo una reverencia despide al rey rumbo a la reunión con los residentes de Loto. Marte intenta esconder su amargura por la inesperada visita de Mejías no lo está logrando, muchos pensamientos surgen a raíz de sus intrigosas palabras.

--¿Por qué tan callada, inquieta y perturbada? Haz tenidos conflictos conyugal con Neptuno. – Venus tiene libertad y confianza para interrogarla de esa manera.

Los años a su lado supieron cómo ganarse una confianza que pocos utilizan para bien. La reina con sus manos en su espalda giro en su propio eje dando pasos hacia el cristal dibujando una pareja de jóvenes.

--Por más que trato de no hacerme la cabeza no lo consigo. – suspiro pesado. – Mejías a instalado la duda en mi corazón, no referente a Neptuno sino a lo que pueda pasar. Haría todo para salvar a mis hijas, pero implicaría traicionar al hombre que amo.

--Entonces no lo hagas. – dijo Venus desconcertada – No entiendo porque sales con eso, Mejías se fue y seguramente está orquestando una venganza, sin embargo, tus hijas no pueden pagar por ser el fruto de un amor sincero, bueno...además nunca tuviste dudas ¿Por qué ahora?

Es lo que se preguntaba Marte. El silencio fue breve mientras su amiga intentaba reordenar sus ideas.

--Mejías vino a visitarme... - susurro dejando sin palabras a Venus – entre tantas cosas me reclamo por haber elegido a Neptuno, pero dijo que estaba en mis manos salvar la vida de mis hijas. Hablo de una piedra...

--La piedra rosa. – termino la oración por su reina. – Todos desean encontrarla, la leyenda que he escuchado por ahí ¿es cierta?

--Para serte sincera jamás he escuchado de ella.

Venus retrocedió para cerrar las puertas y asegurarse que nadie ronda los pasillos, al constatar que nadie las vigilas cierra y vuelve con Marte. Esta la observa un poco extrañada.

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⏰ Última actualización: Jan 30 ⏰

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