4. LA PALABRA DE LA ALFA

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KAHNARA CAVALIER

Dalma fue llamada por la reina para que mantuviera el orden de los sirvientes, pero claramente cuando terminara, vendría a ajustar cuentas conmigo.

—Diosa mía, Nara —Suelta Anne. —Prueba esto.

Me acerca una cosa pequeña, redonda y negra a la cara. Lo tomo sin mucho interés. Mis ojos están fijos en la mesa al fondo de salón, donde estaba el Rey sentado en su trono, la familia Eckvan y sus invitados. Mi hermana está ahí, hablando con Kaiat, animadamente.

Mi corazón aún no podía creerlo, quería correr a sus brazos, suplicar perdón por haberla dado por muerta sin siquiera haber enterrado un cuerpo.

—¿Qué es esto, Diosa mía? Sabe exquisito—Volvió a exclamar la rubia. —Pruébalo, Nara, anda.

—Esto, mi inculta amiga, se llama... aguarden en momento... lo probé una vez cuando era pequeña—Denisse intenta recordar el nombre.

—Es una aceituna, dama—Dice una voz varonil. —Vienen desde el sur.

Las tres dirigimos nuestras miradas al chico castaño aún lado de la pelinegra malhumorada de Denisse. Era alto, y tenía unos ojos cafés demasiado claros. Parecía amable, pero era un híbrido, así que no fio de su aspecto inofensivo.

—Ya lo sabía— Se apresuró a decir Denisse de forma cortante.— No me gustan.

Anne saca otra y se la come como si se tratara de un manjar. Fruncí el ceño y analizo la dichosa aceituna en mis manos, sin tanto preámbulo y ante las incitaciones de Anne, me la meto a la boca.

—A mí tampoco, pero a la Alfa Rhea le fascinan— Respondió el castaño.

—¿Lo juras?— Cuestionó Denisse con una sonrisa de ilusión, ahora tenía todo su interés. —¿Se puede hacer perfume de aceituna?

—Ay, Denisse, estás enloqueciendo —Salta Anne.

Al morderla, siento algo duro en su centro que casi rompe mis dientes. Su sabor era dulce y agrio al mismo tiempo. Mi rostro se contrae del asco y rápidamente busco una servilleta para sacarla de mi boca. No era suficiente, así que le arrebato la copa de la mano al híbrido y bebo un sorbo.

El Hybre reemplazó el mal sabor de boca por un ardor en la garganta, pero sin duda prefiero el alcohol de los híbridos que esa cosa negra y en descomposición.

—Pues ya vimos que tan mal gusto tiene la Alfa esa— Espeto entregándole la copa al castaño.

—Vaya, tienes que tener los colmillos bien puestos para referirte así de la Alfa Rhea—Suelta el híbrido. — Siendo que te puede escuchar.

Ruedo los ojos, estamos en un salón repleto de personas que prácticamente gritan para comunicarse, ni el híbrido con el oído más agudo puede escuchar lo que pasa al otro extremo del lugar.

Ella era una Eckvan, no la Diosa.

—Me importa un carajo que escuche, ella no es mi alfa.

Él hace una mueca de asombro, antes de soltar una risita. Vuelvo mi rostro, para observar a Kassia nuevamente. Ahora, ella y Diana parecen tener una pequeña pelea, que mantiene a mi hermana con una sonrisa.

—Soy Iker—Se presenta.

Lo ignoro.

—Un gusto, soy Anne y ellas son Nara y Denisse— Dice la rubia. —Nara no quiere estar aquí y odia a todos los híbridos y Denisse se quiere acostar con la Alfa Rhea, así que por eso son groseras contigo.

La miro, divertida.

—¡Anne!—La regaña la pelinegra, sonrojada—Eso no se dice en voz alta.

Iker mira a Denisse con un brillo de decepción en sus ojos, porque se nota a leguas que le gustaba.

The Black OrbeTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang