Capítulo 89: La Noche Final

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Las horas de la noche habían llegado, y el grupo de pequeños kongs estaba de nuevo en su sala de recuperación, cada uno en sus camillas y con un médico en particular examinándolos. Solo los del cuarteto de Jenny no estaban presentes, ya que los habían trasladado a otra sala para que se quedaran. Esa misma tarde, todos habían estado jugando el resto del día en la zona de juegos, por lo que ahora estaban algo agotados.

Entre otros detalles, y aun si habían tenido un rato de recreación, Dixie no había dejado de pensar también en las novedades que habían oído esa misma tarde. Ahora que estaban en momento de tranquilidad, se adentró más en sus pensamientos y recordó aquel sueño que tuvo en donde se encontró con sus padres y tíos. Recordó lo último que le habían dicho, algo sobre que siempre habían intentado mantenerlos a salvo de esos domadores de circo, y ahora... lo había comprendido, ahora sabía que en realidad siempre habían estado en peligro por esos domadores, y quizás sus padres jamás les dijeron nada para no asustarlos. Aun así, las cosas habían pasado como sucedieron y ya no había vuelta atrás. De todas formas, lo que al menos le servía de consuelo era que ahora el terceto de domadores iría a pagar las consecuencias que, de hecho, con el enfrentamiento que tuvieron hace casi dos semanas, ya les habían hecho pagar bastante.

—Ya es hora de dormir, pequeñitos —les dijo una de las personas al momento que ya iban saliendo. De pronto, una de ellas se dirigió hacia Diddy y Dixie—. Por cierto, ustedes dos, mañana será su día de irse, así que pueden ir despidiéndose de todo este lugar y de... bueno, sus amiguitos si es que lo son —agregó señalando al cuarteto antes de continuar—. El vehículo vendrá mañana a primera hora de la mañana y los llevaremos a una isla luego en una embarcación. Se van a portar bien y no teman, que van a estar bien, ¿de acuerdo? —finalizó dándoles pequeñas palmadas en la cabeza de forma dulce.

—¿Por qué les das tantas explicaciones? —le preguntó una de las personas a la otra con unas pequeñas risas—. No creo que lo entiendan.

—¿Cómo no? Repito, se ve que son muy inteligentes todos estos pequeños —respondió la primera persona de la misma forma.

Luego, las personas empezaron a retirarse de la sala... no sin antes de que una de ellas regresara de nuevo hacia Diddy y Dixie, y parecía vigilar que nadie lo oyera.

—Y otra cosa... —les susurró la misma persona a Diddy y a Dixie—. Sí les dejaremos llevar a sus cuatro amiguitos mecánicos, pero solo unos cuantos de nosotros lo sabemos, ¿sí?

La persona les sonrió y les hizo un gesto de afirmación hacia Diddy y Dixie, antes de retirarse también de la sala y apagar las luces. De inmediato, Diddy y Dixie se miraron y sonrieron con una pequeña emoción de que al final hayan logrado convencer a las personas que les entregaran al cuarteto de Jenny. Ahora les quedaría esperar a que el lugar donde los vayan a dejar, no se vea tan complejo de explorar para buscar una ruta hacia la Isla del Huracán.

—Así que ya se irán mañana, ¿no? —les preguntó Mandrew.

—Pues sí. ¿Nos van a extrañar? —les respondió Diddy en tono de broma.

—Ya quisieran —respondió Rocky en el mismo tono antes de hablarles con normalidad—. En fin, que les vaya bien, monos. Nosotros aún ni sabemos qué vamos a hacer. Dicen que hasta nos van a tener aquí por meses o años.

—Oigan, aunque después de todo, este lugar no ha sido tan malo —comentó Jemky mientras se alistaban para dormir—. Es decir, al menos esos doctores nos han tratado bien.

—Es cierto —agregó Melenky de la misma forma—. Nos dan de comer bien, nos dan baños de espuma, nos dejan jugar todo el día y nadie nos molesta... Solo no me gusta cuando nos dan algún medicamento o nos ponen alguna inyección.

La Isla del Huracán [Diddy Kong x Dixie Kong]Where stories live. Discover now