Capítulo 98: La Despedida Final

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Los primeros minutos del atardecer habían llegado, y el par de pequeños kongs se encontraba en la playa cercana al refugio de animales, en donde tenían al barco listo para zarpar.

Como era de esperarse, varios animales del lugar estaban para acompañarlos en sus últimos momentos en la isla. Entre ellos, estaban los animales que fueron del circo, el maestro Pinky y los simios dueños del refugio, acompañándolos de primero. Seguían los niños kongs rescatados, quienes estaban también para ver la despedida de Diddy y Dixie. Y otros animales más que habían sido del zoológico u otros que eran nuevos en ese lugar, quienes solo estaban curioseando la despedida.

Diddy y Dixie se encontraban a bordo junto con el maestro Pinky y algunos de sus amigos animales, quienes les estaban ayudando a acomodar algunas frutas y demás elementos que pudieran tener de suministros para el largo viaje que les esperaba.

El maestro Pinky les estaba enseñando a usar la brújula que les había regalado, a la par que les entregaba un mapa obtenido de los puestos de correo, en donde tenían la ubicación de la Isla DK.

—Entonces... si me giro para acá... —dijo Diddy sosteniendo la brújula y el mapa—, y la aguja indica hacia el Norte y nos estamos yendo hacia el suroeste, ¿quiere decir que vamos bien, no?

—Exacto —respondió el maestro Pinky—. Deben procurar y estar atentos por si llega haber un cambio de dirección. Aunque no se preocupen tanto; al finalizar los huracanes, la dirección del viento suele ser favorable en esa dirección, pero no se confíen del todo, claro. Y si pueden, túrnense a la hora de dormir.

—De acuerdo —respondió Dixie asintiendo—. Solo espero que no haya otra tormenta.

—Y recuerden —agregó el maestro señalando—, si algo le llega a suceder al barco, corran de inmediato a sacar el bote de emergencia, y si pueden, lleven la brújula y el mapa con ustedes. Ah, y tengan cuidado con la caja de los oficios que les entregué, ya saben, entréguensela a la señora Wrinkly y al señor Cranky.

—Está bien, maestro —respondió Diddy con un gesto de asentimiento.

—¡Oigan, parece que ya está todo listo! —exclamó uno de los animales a la distancia mientras terminaban de ubicar unas cajas con frutas.

Diddy y Dixie les hicieron un gesto de asentimiento también hacia los animales, antes de que estos se dirigieran a bajarse del barco. Luego, ambos junto al maestro Pinky se dirigieron rumbo hacia la rampa de ingreso al barco.

—Bueno, muchachos... —dijo el maestro Pinky antes de bajar y colocando sus manos en las cabezas de Diddy y Dixie—. Parece que... hasta aquí ha llegado todo. Es su hora.

—Oh... es cierto —dijo Dixie mirando hacia el maestro y hacia los demás animales a la distancia.

—Bien, entonces... aquí nos despedimos —dijo el maestro sonriéndoles—. Creo que de aquí ya no los veré más.

Diddy y Dixie le dieron una mirada a la Isla del Huracán, lo que estaba a su alcance. Luego, miraron a toda la manada de animales a la distancia, antes de volver a mirar al maestro Pinky.

—Vaya, aún no me creo que este momento haya llegado —comentó Diddy con unas ligeras risas, antes de hablarle al maestro—. Oiga, maestro Pinky... ¿irá algún día de nuevo por la Isla DK? —le preguntó con una sonrisa alegre.

—Cierto, ¿sí volverá por allá, verdad? —le preguntó Dixie de la misma forma.

—Quizás... aunque por ahora no lo tengo planeado —respondió el maestro—. Pero quién sabe y algún día me dé una vuelta por allá.

—¿Y será de nuevo nuestro profesor? —le preguntó Dixie con curiosidad.

—Bueno, eso ya no lo creo —respondió él.

La Isla del Huracán [Diddy Kong x Dixie Kong]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora