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Cuatro meses después.

El aire frío golpeaba mi rostro, escuchaba el llanto de mis hermanas en especial de Ariel, de mamá, de la familia de Roberto, las oraciones del padre. Alex me abrasaba y acariciaba mi brazo.

Las personas tiran rosas sobre el ataúd y algunas le dedicaron algunas palabras, Ariel paso a ponerle una rosa blanca, me partió el corazón verla llorar, podía ver el dolor en su rostro hinchado de tanto llorar, le dejo una carta también.

Ya comenzaban a echar tierra sobre el ataúd al fondo del ollo profundo, las personas a mi alrededor lloraban desconsoladas por la perdida de su ser amado.

Este era el primer funeral al que asistía en toda mi vida, el lugar era frío y se sentía la tristeza en el ambiente, una mirada estaba clavada en mi y prefería solo ignorarla.

-hoy despedimos a un gran chico, que dios lo acompañé- fueran las ultimas palabras que dijo el padre y luego se retiró del lugar.

Las personas poco a poco se fueron dejando el lugar en calma, mi mamá se llevo a mis hermanas a casa. Alex me acarició el hombro con delicadeza y me susurro -te espero en el auto-. Me quede observando la lápida donde estaba escrito el nombre de la persona que destruyó mi vida, mi violador.

Samuel Méndez Osorio

1990-2015

No podía evitar llorar al recordar todo lo que me hizo Samuel, y recordar los buenos momentos con el. Cuando nos escondíamos para que Roberto no lo golpeara por sacar una mala nota, cuando el ayudaba a mi mamá a cocinar, cuando el me ayudaba a cuidar a Ariel, cuando jugábamos cartas, fútbol y mas, cuando el me traía una flor y un dulce todos los días cuando llegaba de la secundaria y aunque no todo podía ser perfecto pues me besaba a la fuerza después.

El se robo algunas de mis primeras veces de formas horribles, me hizo la vida añicos, me creo traumas, inseguridades y miedos que nunca olvidaré.

Lo odiaba con todo lo que soy pero no quería que muriera, nunca le desearía la muerte a nadie.

Samuel se quito la vida colgándose en su celda unos meses después del juicio cuando le dieron una sentencia de 90 años por diferentes cargos entre ellos: violación, allanamiento, intento de asesinato a mis bebés, a mi y a Alex por que días antes el corto los frenos de un auto que se parecía al de Alex.

Hoy enterraba mis miedos, mis traumas, mi dolor, el infierno que viví. Hoy por fin sería libre.

Me agache y deje la rosa amarilla sobre la tumba, su color favorito, me limpie las lágrimas de las mejillas y tome aire para volver a ver la tumba.

Nunca creí que la muerte de alguien me daría tanta tranquilidad y eso me hacia sentir mal.

-te perdono por todo- susurré

-adiós Samuel- me levante y camine al auto de Alex

Antes de subir al auto me gire para volver a ver la tumba de Samuel una última vez.

fin

volviWhere stories live. Discover now