Capítulo 8

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El complejo estaba destruido, aunque quizá esa palabra no logra englobar lo que encontramos al subir la montaña. La tierra seguía caliente por el fuego que había envuelto todo a su paso, no quedaban más que trozos de casas de madera, de árboles y de personas. Yo caminaba detrás de Jaimie con un terrible sentimiento de vacío al ver todo lo que nos rodeaba. Cuando vi un pedazo de mandíbula sobre la tierra, cerré los ojos y me aferré al brazo de Jaimie dejando que me guiara.

Shane maldijo, lo hizo durante mucho tiempo conforme caminábamos. Jaimie se quedó en silencio, probablemente ver esa cantidad de brujos muertos no era algo que él quisiera ver.

—Estaba aquí —dijo Shane mirando alrededor—. Esa maldita estaba aquí. Sabía que veníamos, envió a los virsuje para distraernos, sabía que no podríamos llegar al complejo y destruyó todo.

—No lo escuchamos —murmuré yo aún con la mirada en nada.

—Fue un hechizo —respondió Jaimie en voz baja.

Maphalara —concordó Shane, asintiendo. Lo miré ladeando la cabeza—. Un silenciador. Encierra el sonido y no permite que nada salga.

Esa fue la primera vez que dudé de Shane. Recordé el silencio que rodeaba su cabaña, cómo ni siquiera podíamos escuchar el sonido de los insectos o del aire. No estaba dispuesto a decir nada, pero hice una nota mental para comentárselo a Jaimie más tarde porque quizá no debíamos de confiar en él. Bien podría ser una clase de hechizo, había perseguido a mi hermano para que soñara con él y después lo había secuestrado. Debí de haber dicho algo en ese momento, pero no lo hice. Ese error me costó caro tiempo después.

🥀

—¿Cómo conociste al Raganu?

—Jaimie —corregí con cierta dureza. Shane sonrió casi divertido y asintió.

—Es... un nombre inusual para un brujo. Jaimie. —Asintió como si estuviera hablando para sí mismo—. ¿De qué clan es?

—¿Clan? —pregunté fastidiado.

Había algo en Shane que no me causaba confianza, como si tuviera secretos escondidos que no me gustaban. No me agradaba estar solo con él, pero Jaimie había pedido un momento a solas en el complejo para poder hacer una oración por los suyos, un ritual donde sus almas encontrarían descanso. No quería alejarme de él, sin embargo, entendí su petición y tuve que seguir caminando hacia el bosque. Me senté en una roca cuando estábamos muy lejos y Shane se sentó frente a mí, en el pasto.

—¿Ni siquiera sabes de los clanes? ¿Pero quién diablos te metió en esto?

Tú, al parecer, quise decirle. No serviría de nada. En cambio me encogí de hombros y me abracé las rodillas mirando hacia donde había estado el complejo mientras deseaba muy dentro de mí, que Jaimie no se demorara mucho más.

—¿Qué es un clan?

—Todos los brujos pertenecen a un clan. Es algo así como una familia, son linajes de sangre. Los cazadores también lo hacen, en realidad casi todas las criaturas que conocerás. El nombre de tu clan dice mucho sobre ti: de dónde vienes, qué habilidades tienes, incluso cuál será tu futuro y tu lugar en el mundo.

—Jaimie dijo que los cazadores mataron a los suyos.

—Tiene sentido. Los malditos no son mejores que los asesinos.

—¿Por qué los cazadores te odian?

—Creo que es porque soy demasiado guapo.

—¿Nunca te tomas nada en serio? —cuestioné fastidiado. Shane se encogió de hombros, pero no respondió.

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