Capítulo 15

36 5 0
                                    

Iba a ser terrible, ya lo había aceptado. Era obvio que Gael era un sádico maldito, un hijo de puta como lo llamaba Shane, y no esperaba que fuera diferente conmigo. Aún así entré en pánico cuando sus sirvientes ataron mis extremidades a una cama en lo que supuse era su habitación, en el tercer piso. Intenté liberarme y eso solo hizo que la herida de mi palma comenzara a sangrar otra vez. Me quedé sin fuerzas rápidamente, no recordaba cuándo fue la última vez que comí algo, además que todo ese desgaste físico y emocional no ayudaban de nada.

Jaimie no tardó demasiado en entrar colgando su abrigo en un perchero junto a la puerta. Lucía tan diferente al chico que me había acompañado durante todo este trayecto. Decidí entonces que no suplicaría, ni siquiera gritaría sin importar lo que hiciera, aún tenía un poco de dignidad que salvar.

De su bolsillo sacó la misma navaja con la que me había hecho el corte en la cueva y comenzó a jugar con ella girándola entre sus dedos. Me miró sonriendo satisfecho así que yo me giré tanto como me fue posible para evitar verlo. Aunque no tenía ninguna oportunidad contra un brujo, busqué alrededor algo con lo que pudiera ayudarme a escapar.

—Olvídalo —dijo despreocupado—, no hay ninguna forma en la que puedas escapar de aquí, Dean. Estás atrapado conmigo. En realidad, siempre lo estuviste.

Se acercó a mí y yo respondí jalando de mis ataduras otra vez, pero el resultado no fue diferente. Solo logré hacerme daño en las muñecas y que mis heridas sangraran otra vez.

—No te acerques —advertí cuando dio un paso más y eso pareció divertirlo—. Shane te matará si me tocas.

—Vaya, ¿ahora sí confías en él? Pero qué rápido cambias de opinión, Dean. Hace unos días yo era el único en el que confiabas. Yo era lo único que tenías. Aunque puedo entenderlo, un cobarde como tú necesita depender de alguien. Primero era Alex, después yo y ahora Shane. ¿Quién será después, Dean?

Ah, así que era uno de esos a los que les gustaba hablar. Bueno, eso me daría lo de tiempo para aplazar el inevitable sufrimiento. Decidí animarlo un poco para que siguiera hablando mientras yo pensaba alguna forma de salir de ahí.

—Tú lo planeaste todo. Desde que me encontraste en el psiquiátrico.

Sonrió más amplio, era una especie de sonrisa maniática que le pondría los vellos de punta a cualquiera. Me pregunté cómo pude ser tan ingenuo para no darme cuenta antes de lo que estaba pasando ni de la clase de persona que él era.

—Sí, yo planeé cada ataque, yo los llevé por donde quise y ¿sabes cuál es la mejor parte de todo esto? Que yo nunca estuve en peligro y, a pesar de que Shane arriesgó su vida por ti una y otra vez, ni siquiera dudaste en escapar conmigo.

—Me manipulaste.

—En realidad, no lo hice —respondió subiéndose sobre mí, con su rostro demasiado cerca del mío y me sorprendió que solo pude sentir un odio profundo hacia él—. Solo tomé tus sentimientos, esos que ya existían hacia mí y los amplifiqué. 

Intenté girarme para no verlo, pero me sujetó el rostro para que lo mirara.

—Nunca te obligué a tomar una decisión, Dean. Te mostré el camino y las opciones y tú siempre elegiste, me elegiste a mí. Sabias tan poco de mí como de Shane y eso no te impidió escogerme a mí por encima de alguien que juró protegerte. Incluso sin saber nada de los cazadores, tienes que admitir que eso estuvo mal.

—Yo no... —No supe que responder porque tenía razón. Shane había jurado protegerme y lo había hecho ante los constantes ataques de Jaimie mientras yo seguía dudando de él. Esa había sido mi decisión, estaba tan cegado ante la idea de haber encontrado a alguien como Jaimie que ni siquiera me detuve a pensar que quizá Shane no era de quien debía desconfiar.

KensingtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora