veinticuatro; ella se enamoró primero...

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A pesar de que Charles sabía que su hermano menor existía solo y para molestarlo, nunca espero que usara la información que tenía sobre Amelia en su contra, y mucho menos, esperaba que dicho ataque incluyera a su madre.

Y a toda su familia en general.

—Siempre es divertido compartir habitación con Charles. —narro Arthur el pequeño incidente que tuvieron en uno de los hoteles, donde debido a su apellido en común, los confundieron y les dieron solo una habitación. —Claro, excepto cuando habla con su novia.

El piloto de Ferrari a penas y tuvo tiempo de parpadear cuando escucho eso, y es que en menos de dos segundos ya tenía a su madre, Lorenzo y Charlotte –la novio de su hermano mayor- mirándole como si le hubiera salido una segunda cabeza.

—Este postre en una maravilla. —atino a decir bajando la mirada.

—Charles Leclerc. —lo nombro su madre. — ¿Es que no pensabas decirlo?

— ¿Le contaste a Arthur y no a mí? —se quejó Lorenzo.

—No. —bramo nervioso. —No tengo novia mamá.

— ¿Y porque tiemblas, entonces? —siguió Arthur.

—Porque no sé de qué hablas.

Pascale intento encontrar contacto directo con los ojos de su hijo del medio. —Charlie.

—Umm.

— ¿Tienes novia?

—No.

—Si la tienes. —aseguro el menor.

—Arthur cállate.

—Él me lo dijo, mamá. —conto alzando la voz. —Estaba hablando con ella por llamada, y le dijo cosas románticas y siempre se están mandando mensajes.

—No es verdad.

—Que sí.

—Que no.

—Mamá, dile que es malo ocultar a su novia.

— ¿Cuál novia?, no tengo ninguna.

Charles casi jura haber visto la maldad en los ojos de Arthur antes de que hablara. —Yo creí que Amelia y tu estaban en algo.

La mesa se quedó en silencio.

No porque el comentario de Arthur los dejara sin habla, o porque decidieran que la plática ya no les interesaba. No.

Fue el sonrojo de Charles lo que los hizo callar.

—Oh, por Dios. —exclamo su madre. —Si tienes novia.

Gracias Arthur

Para suerte de Charles, el mesero interrumpió con la botella de vino que habían pedido anteriormente, logrando que todos se calmaran un poco. El monegasco les explico que Amelia era solo una amiga y que su hermano había malinterpretado la situación, quizá le creyeron, quizá no, pero no importaba porque de todas maneras dejaron de comentar al respecto.

Cada vez que Charles tenía carreras consecutivas, extrañaba su hogar con fervor y una de las primeras cosas en su lista al volver era visitar a su madre, pero justo ahora, sentía que lo último que quería era quedarse a solar con esa mujer.

—Charlotte y yo podemos llevarte a casa, mamá. —se ofreció el mayor.

—Oh, no te preocupes cariño, Charles seguro puede llevarme. —le dijo adelantándose al chico. — ¿No es así?

—Claro. —respondió sabiendo que era inútil escapar.

—Bien, entonces nos vemos después.

Pascale se contuvo durante las despedidas y espero a que el carro ya hubiera salido del estacionamiento del restaurante para preguntar.

—Amelia, ¿Es bonita?

—Por favor no hagas eso. —le pidió el joven. —No es mi novia.

—Ya lo sé. —sonrió inocente. —Solo quiero saber si tu amiga es bonita.

Charles desvió sus ojos del camino un segundo. —Es bonita.

— ¿Y te gusta?

—Mamá.

—Lo siento, pero no puedes pedirme que no pregunte. —le dijo entre risas. —Ha pasado un tiempo desde que me presentaste a alguien.

—Pero no te la estoy "presentando"

—Porque Arthur ya se encargó de eso.

—Mamá, Amelia es mi amiga, y es increíble y sí, hablo con ella frecuentemente, pero no es nada más que eso. —le aseguro. —No tengo tiempo para esas cosas, la temporada está siendo muy buena y lo que menos necesito es desconcentrarme. No quiero distracciones.

— ¿Desde cuándo el amor es una distracción? —dijo ella. —Nunca lo fue mientras salías con Georgina.

El piloto no pudo evitar apretar el volante con fuerza ante la mención de su ex novia.

—Las cosas con Gina eran diferentes.

— ¿Diferentes a como lo son con Amelia o...?

—No menciones a Amelia, ni siquiera deberíamos estar hablando de ella. —el auto freno frente a la casa donde había crecido. —Cuando conocí a Gina yo era nadie, ella y yo aprendimos a llevar nuestra relación mientras yo entraba cada vez más a la Formula 1, ella sabía mis horarios y no le importaba dejar de hacer sus cosas para acompañarme. —recordó aquellos tiempos.

—Gina hizo todo eso y aun así no fue suficiente. —le ataco. —Incluso cuando insistí en que volvieras con ella, dijiste que quererla como persona no era suficiente, que no valía la pena si no estabas enamorado.

—Si quisiera salir con alguien, implicaría tiempo, que claramente no tengo, e implicaría pedirle a la otra persona que se adaptara a mi vida. ¿No crees que eso sería una distracción?

La frustración en los ojos verdes hizo que Pascale asintiera. —Tú eres el que vive esa vida, si crees que sería una distracción, entonces olvidamos el tema y ya.

—Gracias.

La monegasca bajo del auto no sin antes dejar dos besos en las majillas de su hijo. Charles encendió el auto de nuevo esperando a que Pascale entrara a la casa, pero ella se detuvo y eligió regresar al auto.

—Solo para acabar con esto. —empezó. —Todos tenemos tiempo para amar, Charles, incluso tú. La velocidad debes dejarla en la pista, ya sea que quieras intentar algo con quien sea, no deberías detenerte por miedo a que el tiempo te coma. Un te quiero no te toma más de un segundo. —le aconsejo. —Y, si en verdad quieres que dejemos de creer que algo pasa entre tú y esa chica, deberías empezar por creértelo tú. No es que quiera insistir, pero yo sabía que algo te pasaba mucho antes de que Arthur la mencionara. Puede que ellos no lo notaran, pero yo soy tu madre. Sé cuándo mis hijos se enamoran. —finalizo con una sonrisa.—Buenas noches, hijo.

Sobra decir que Charles no durmió en toda la noche. 

𝙂𝙧𝙤𝙪𝙥 𝘾𝙝𝙖𝙩 ▰ 𝘾𝙝𝙖𝙧𝙡𝙚𝙨 𝙇𝙚𝙘𝙡𝙚𝙧𝙘Where stories live. Discover now