treinta y cinco; real

5.5K 610 15
                                    

—Odio mi vida. —dijo la chica caminando hacia la cocina mientras secaba su cabello con una toalla. Charles se acercó con cautela y la observo comenzar a sacar varias cosas del refrigerador.

— ¿Te sientes mejor?

Amelia lo miro con molestia. —Está saliendo sangre de mi vagina, ¿Tu qué crees?

El monegasco hizo una mueca. —No debe sentirse bonito. —el silencio los invadió por milésima vez en el día. Ninguno de los dos sabía que decir o cómo actuar frente al otro, porque, hasta cierto punto, aun eran desconocidos. —Nunca había venido a Inglaterra, o al menos no de visita, usualmente es solo para las carreras, pero no me quedo más de una semana y no visito los lugares famosos o esas cosas. —comento jugando con sus manos mientras ella seguía atenta a la comida. —Aunque siempre he querido visitar ese reloj gigante, mi mamá vino una vez antes de que yo naciera, dice que está lleno de turistas pero que vale la pena porque es una obra aquí...

—Charles. —lo nombro por primera vez en todo el rato que llevaban juntos. — ¿Qué haces aquí?

Él mordió su labio con nerviosismo. —Pues, vine a verte.

—Aja.

—Quiero arreglar las cosas contigo. —confeso. —Me ha estado matando el no hablarte, de verdad, quiero explicarte que paso.

—No necesito que me lo expliques. —dijo renegando. —Me mentiste, dejaste que creyera que eras mi amigo, ocultaste la verdad y ahora que te descubrí, no te queda más que pedir perdón.

—No es así. —se intentó acercar más siendo detenido por la espátula que ella tenía en mano. —Amelia, déjame decirte como fueron las cosas.

—No.

—Amelia.

—Confié en ti. —le echo en cara. —Charles, te dije cada cosa que querías saber sobre mí, cuando hablábamos, cuando me enviabas mensajes, yo nunca te oculte nada, deje que me conocieras, que supieras sobre mi vida, sobre mi familia, mis amigos, lo mínimo que esperaría es que fueras sincero y me dijeras la verdad también, merecía que lo fueras, incluso si no querías decirme quien eras, un "te lo contare luego" habría servido, pero elegiste mentir. Por dios, sabía que era mala idea, sabía que no debíamos dejar que un extraño nos hablara y aun así acepte, deje que fuéramos amigos y yo...fui tan tonta por ello. —Charles la miro con pena. —Yo fui una tonta y tú te aprovechaste de eso.

—Mi intención no era herirte. Nunca lo fue.

—Aun si no era esa tu intención, lo hiciste. —enfatizo. —Que viajaras de un país a otro no cambia nada. Que estés aquí no hará que te perdone.

—No estoy aquí para eso. —murmuro él luego de unos segundos. —Sé que hice mal, no voy a justificarme porque tienes razón. Pero mereces una explicación del porqué hice todo esto, por eso vine. No para que me perdones, no te conocería en lo absoluto si creyera que ibas a hacerlo solo porque estoy aquí...

—No me conoces.

—Si te conozco. —la corrigió. —Te conozco porque me dejaste hacerlo, confiaste en mí y yo no lo hice, pero no porque mi intensión fuera hacer algo malo o aprovecharme de ti de alguna manera. No te dije quién era porque, al inicio, pensé que sería arriesgado. Porque deseaba tanto tener amigos que estuvieran interesados en mí y no en lo que soy. Porque ustedes aparecieron en el momento correcto y cuando las conocí, cuando supe qué clase de personas eran yo...me aterre de lo que podía pasar si les decía la verdad. No quería perder su amistad, no quería perderte solo por eso. Planeaba decírtelo pronto, de verdad, quería que supieras que era piloto, quería que conocieras cada versión que hay, pero está asustado. Amelia. —le suplico. —En mi mundo, con la vida que llevo, es difícil saber cuándo alguien está siendo real, pero contigo lo supe desde el inicio, nunca debí dudar, ya lo sé, fue mi error haber manejado la situación de esta forma, pero quiero enmendarlo. —decía sin guardarse ningún sentimiento. —Te conozco y quiero que tú me conozcas, a la versión real, a la persona que soy todos los días. Quiero que conozcas al piloto de Ferrari que a veces desea tener una vida normal. Quiero ser tu amigo. Sin mentiras, sin secretos.

Amelia le dio la espalda volviendo su atención a la cocina. Charles dejo salir un suspiro. Tenía la esperanza de que ella lo entendiera y le diera una oportunidad, a pesar de que sabía lo mucho que lo había arruinado. Cuando ella no respondió, él pensó que debía irse.

Estaba a nada de dar vuelta y tomar sus cosas cuando ella hablo.

— ¿Qué pasara si no me agradas?, uh, si el Charles real me cae mal. —le pregunto sin dirigirle la mirada. — ¿Qué pasa si después de conocer a Charles Leclerc, decido que no quiero ser su amiga?

Charles sonrió esperanzado. —Voy a obligarte, entonces.

Amelia asintió y bajo la mirada mientras cortaba algunos vegetales tratando de que él no notara esa pequeña sonrisa que se había formado en su rostro.

—Bien. 

𝙂𝙧𝙤𝙪𝙥 𝘾𝙝𝙖𝙩 ▰ 𝘾𝙝𝙖𝙧𝙡𝙚𝙨 𝙇𝙚𝙘𝙡𝙚𝙧𝙘Where stories live. Discover now