treinta y uno; no somos amigos

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Evitar contestar los mensajes del monegasco había resultado de manera efectiva.

Charles le había enviado cientos de mensajes, todos los días, cada hora que podía. Incluso durante sus charlas en el grupo con las chicas él trataba de escribir cosas para que ella tuviera que contestarle, pero Amelia se había propuesto no responder.

Dicha decisión estaba resultando un calvario. Pero incluso ella se había sorprendido de su fuerza de voluntad.

¿Qué tan sencillo es ignorar a la persona que se había vuelto una constante en tu día a día?

No lo conoces, no en realidad. Se repetía cada vez que sus dedos picaban por contestar.

Para cuando el domingo llego de nuevo, él había dejado de insistir.

A pesar de que eso fue un descanso para la pobre mente torturada de la pelirroja, también le hizo bajar la guardia.

Y en un momento de distracción, ella le envió un mensaje de voz contándole sobre su pelea con una clienta, basándose en la costumbre y olvidando por unos segundos la situación en la que se encontraban.

Cuando Amelia se dio cuenta de su error, Charles ya había visto el mensaje.

(...)

PERCY J

Lia

Nota de voz *...Y me dijo que gracias a ella yo me alimento y que si no le daba su segundo café gratis le iba a hablar a mi gerente para que me despidiera y tuviera que vivir bajo un puente por incompetente, ¿Puedes creerlo?, esa vieja pedorra se cree la reina del mundo*

Percy

Te aburriste de ignorarme?

(...)

La felicidad que sintió Charles cuando vio el mensaje de Amelia fue más que obvia. Arthur vio los ojos de su hermano brillar al instante en que el teléfono hizo un zumbido.

El piloto de Ferrari se disculpó con sus acompañantes y se encamino a la pequeña habitación de su yate para tener más privacidad.

No es que él supiera que esperar de ese mensaje, pero la narración de una discusión con un cliente le tomo por sorpresa. Incluso podría decirse que le enfado. Amelia no podía fingir que no había dejado su bandeja llena de suplicas y aparecer solo para contarle de su día.

Su frustración aumento cuando ella no contesto a su mensaje de nuevo.

Esta vez no iba a dejarlo pasar. Así que llamo esperando que no le rechazara. Fueron tres intentos, él timbre sonaba pero cortaba casi al instante, era claro que ella estaba colgando.

Bien. Murmuro en voz baja pretendiendo volver con sus amigos.

Hasta que ella le devolvió la llamada.

El silencio casi sepulcral le hizo sentirse nervioso, ella no decía nada, y Charles no sabía si estaba esperando a que fuera él quien abriera la conversación. Sentía que Amelia terminaría la llamada en cuanto él hiciera un sonido.

— ¿Por qué me ignoras? —dejo salir su primer inquietud. Y con ella, el vómito verbal que se estaba guardando. —Dios, Ame, estaba preocupado. Dijiste que me dirías cuando llegaras con tu padre y luego no contestabas, te envié mensajes cada vez que pude. Les hablas a las demás pero no a mí. ¿Qué mierda te pasa?, ¿Dije algo que te hizo sentir mal?, ¿Por qué no me hablas, maldita sea?, no tienes idea de cómo me he sentido estos días. ¿Por qué estas haciéndome esto?

𝙂𝙧𝙤𝙪𝙥 𝘾𝙝𝙖𝙩 ▰ 𝘾𝙝𝙖𝙧𝙡𝙚𝙨 𝙇𝙚𝙘𝙡𝙚𝙧𝙘Where stories live. Discover now