، 🍹 : Capítulo 18.

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Al momento de que los verdes ojos de Jimin chocaron con los azules de Jungkook, el alfa podía sentir sus rodillas temblar.

—¿Q-Qué es esto?

—Tú un día dijiste que te querías mudar y yo, bueno, si, una casa.

—Dios, Jungkook. Estás loco. ¿Compraste una casa, en serio?

—No me gusta que sigas viviendo en un lugar donde te pueden lastimar —levantó una ceja hacia él—. Además es más grande, Junseo tiene un espacio enorme para jugar... y entran más niños —levantó sus hombros.

—No sé que decirte, es... impresionante.

—No tienes que decir nada, de todos modos...

Jungkook cortó sus palabras cuando el cuerpo de su omega se enganchó a sus hombros. Las manos del ojiazul se posicionaron en las caderas de su pareja. Los labios de Jimin golpetearon en la línea de la mandíbula de Jungkook. Cuando despegaron sus mejillas, el alfa tomó el rostro del omega entre sus manos y besó suavemente sus labios, enredando sus dedos en sus rizos.

—Vamos adentro.

—Vamos.

Jungkook dejó un beso en el hombro del contrario antes de entrelazar sus dedos y caminar tirando del omega. Giró la llave en la puerta y dejó un espacio para que Jimin pudiese pasar.

—Amor, esto es muchísimo —dijo cuando Jungkook, finalmente, cerró la puerta con ellos dentro del hogar.

Pequeñas luces decoraban toda la casa, el ambiente era cálido... familiar. Una chimenea se encontraba en el centro del salón, una puerta que llevaba a lo que Jimin creía que era la cocina, unas escaleras que subían de forma elegante a las habitaciones, todo de colores neutros.

—Elegí esos colores para que tú pudieras cambiarlo, decorarlo a tu modo. Tienes mejor sentido del diseño que yo.

Jimin rodeó la cintura de su pareja con sus brazos, dejó un beso en la frente del contrario, otro en su nariz y culminó besando los labios de Jungkook. El alfa posó sus manos sobre el cuello del omega, jugando con los rizos que caían sobre sus hombros.

—Ven aquí.

Jungkook bajó sus manos hasta apretar los bíceps de Jimin, sus uñas clavándose en la carne de los brazos. Sus labios se volvieron a encontrar. Las manos del omega se apretaron en las caderas del alfa.

—Hay mucho que tienes que ver —susurró contra los labios del omega—. Deja de besarme y comienza a caminar.

—Estoy muy seguro de que tú me estabas besando a mi.

—Oh genial, ¿quieres que discutamos sobre eso ahora? —Jungkook rodó sus ojos mientras hablaba.

—Em, ¿si? y no hagas eso con tus ojos. Alfa tonto.

—Tú eres tonto.

Se dirigieron al patio. Jungkook enganchó el brazo con el de Jimin y lo llevó a través de un camino iluminado con faroles. Al final de este, se encontraba una mesa.

—Eres lo más cliché que he encontrado en mucho tiempo, Jungkook.

—Oh calla ya, tu amas esto.

—Nunca dije lo contrario.

Jungkook tiró una de las sillas hacia atrás, Park picoteó sus labios y se sentó. Sus ojos se fijaron en Jungkook hasta que este se sentó frente a él.

—Espero que tengas hambre. En realidad, espero que te guste lo que hice.

—¿Cocinaste tú?

—Por supuesto que si.

—Cada día me sorprendes más. ¿Qué hiciste?

—Ya lo sabes.

Jimin sonrió negando con la cabeza. El plato estrella —y probablemente el único que el alfa sabe cocinar—.

✧✦✧

—Tus dotes culinarios han estado mejorando.

Entraron a la casa después de dos horas de cena. Jimin envuelto en una de las chaquetas de Jungkook.

—Lo sé. Voy a dejar de ser abogado para convertirme en chef.

—Oh si, te iría muy bien.

—Todavía queda un piso por recorrer. Vamos.

Ambos subieron las escaleras hasta toparse con una puerta. Jungkook bajó el picaporte, decoraciones de superhéroes y repisas con autos de juguetes y muñecas se hicieron presentes ante los ojos de Jimin.

—Dios...

—¿Te gusta?

—Es precioso, Jungkook. A Junseo le va a encantar.

—¿Pero...?

—¿Por qué supones que hay un pero?

—Porque te conozco —le dio una sonrisa amable.

—Es mucho Jungkook... son todos juguetes nuevos y es una maldita casa.

—Bueno, tú eres mi omega y Junseo mi hijo. Ustedes son mis omegas, es lo que se merecen.

—Jesús —Jimin suspiró mientras apoyaba su espalda en el pecho de Jungkook.

—Dios, Jesús... ¿leíste la biblia hoy? —Jimin rio.

—Eres el mejor alfa del mundo.

—Hago lo que puedo, supongo.

—Eres el mejor —repitió acariciando su mandíbula.

—Quedan algunas habitaciones más, pero primero vayamos a la habitación principal, ¡te va a encantar!

El omega siguió los movimientos de Jungkook hasta toparse con una puerta de color marrón. Al abrirla lo primero que llamaba la atención era una gran cama y un ventanal con un balcón precioso. Las vistas desde ahí eran impresionantes.

Las paredes eran de un color blanco hueso, decoradas por cuadros llenos de colores llamativos. Todo estaba ordenado con cautela y ahí se notaban la gran mano perfeccionista de Jungkook —aunque el alfa jamás iba a admitir su obsesión con el orden—.

Jimin avanzó algunos pasos, tomando las figuras decorativas que se encontraban sobre la mesa de noche a un lado de la cama. Sus manos acariciaron los libros que estaban colocados en la gran biblioteca que casi ocupaba una pared entera, estos estaban ordenados de una forma perfecta (una manera muy Jungkook).

—Esos son libros que he visto que te gustan o que tú has nombrado —Jungkook susurró, casi como si fuera un secreto. Jimin sonrió ante el detallismo del alfa.

—¿Tú... t-tú vas a vivir aquí, cierto?

—No lo sé. Aún no lo tengo definido. No quiero ponerles presión a ustedes, una nueva casa, un nuevo alfa; puede ser mucho para procesar.

—Junseo te ama, él es el niño más feliz del mundo cuando está contigo. Cuando vas a viajes de trabajo se la pasa preguntando cuando vas a volver —sonrió sentándose en la cama, justo a un lado de Jungkook—. Y eres mi alfa, yo sería el más feliz de tenerte aquí. Aunque entiendo si tal vez no quieres ir tan rápido.

—Jimin, ustedes me podrían pedir que me mude al otro lado del continente y yo lo haría con gusto.

—Jungkook...

—Dime.

—Ven con nosotros. Te queremos aquí.

Jungkook sonrió al mismo tiempo que sintió el peso del omega subirse a su regazo.

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