Capítulo 6 - Colapso

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Colapso

  A la mañana siguiente, en la hora del descanso, los paqueteritos conversan en su mesa de siempre, bajo el gran nogal. La mayoría de los estudiantes ya saben que esa mesa no puede ser ocupada, a menos que quisieran vérselas con el Tanque y Omar.  

—¿A alguien más le duele todo el cuerpo? —pregunta Juan, sentándose con dificultad y con gesto de dolor.

—A mí las piernas y algo las costillas —contesta Wicho. 

—¿Las costillas? —pregunta Iván.

—Sí, yo creo porque me bofié mucho.

—Sí, así es, como estuvimos respirando muy forzados, los músculos de la respiración también se ejercitaron mucho —dice Omar. 

—Mira, nerdo —dice Víctor a Omar y le entierra los dedos índice y medio con fuerza en las costillas de Wicho, provocándole gritos de dolor mientras todos se burlan. Hace lo mismo con Juan, pero este no expresa malestar—. ¡Hala! No le duele porque la grasa lo protege. —Todos ríen.

Todos resienten el primer entrenamiento. A todos les duelen las piernas y a algunos todo el cuerpo, como dice Juan: 

—Haz de cuenta que me aventaron por las escaleras...de la misma Santa Cruz.

Todos ríen.  

—¿Cuándo creen que don Tomás dará la alineación definitiva? —pregunta Omar.

—Quien sabe, pero ojalá y me ponga de delantero, haciendo pareja con el Tanque —dice Aarón mientras abraza a Ángel— ¡Dupla matadora! 

—Sí, serás delantero, pero en la banca, cuñado —dice burlándose Víctor—. Yo creo que los delanteros serán el Púas y Ángel. 

Ángel no dice nada, pero hace una mueca de desagrado. 

—Yo seré el armador del equipo —comenta Wicho con gusto—. Camiseta número diez, como el Pibe Valderrama. —Da un mordisco a su sándwich crujiente, con una sola rebanada de jamón, una de queso amarillo y frituras que le había pedido a Víctor.

—¡Ah sí! Los números —exclama Juan con un bocado en la boca—. Yo quiero el nueve.

—Tú ni vas a jugar, Gordo, y quieres el nueve —dice Víctor y los demás ríen.

—Yo el trece —comenta Ángel. 

—¿Trece? —pregunta Iván— ¿Qué no es de mala suerte?

—El fatídico trece —reafirma Omar.

—¿Fadídigo? —pregunta Juan ahora con la boca llena de comida.

—Pásate la comida y luego hablas, Gordo —dice Víctor—. Sí, fatídico, ¿a poco no sabes qué significa? Que inculto.

Los demás asienten, aunque solo Omar conozca el significado. 

—Tenemos que diseñar el uniforme —comenta Iván.

—Y el escudo —agrega Omar. 

Los compañeros se emocionan y repiten lo mismo: «el uniforme». «El escudo». Sin decir nada más. 

—¿Quién tiene computadora? —pregunta Omar.

Después de pensarlo un momento, todos saben la respuesta: Dandy. Algunos pronuncian su nombre con descontento.

—¿Vas a participar en el bailable, Tanque? —pregunta Iván.

—¡Nombre! Que ridículo —contesta Ángel.

PaqueteritosWhere stories live. Discover now