Capítulo 10 - Colisión

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Colisión


El lunes, los paqueteritos inician sus exámenes finales. Juan canta susurrando y con movimientos de manos y cabeza al ritmo y estilo de rap. Esto llama la atención del maestro y le pregunta con intriga:

—¿Por qué haces eso? 

Juan no responde, se concentra en las rimas, de pronto exclama:

—¡Blastocisto!

—¡Juan! ¡Si vuelves a decir una respuesta te rompo el examen! —le regaña el maestro iracundo.

Juan es el último en entregar su examen, bueno, el maestro casi se lo tiene que arrebatar de las manos.

Por la tarde, Chuy contesta el examen cantando con aspavientos iguales a los de Juan. Sonríe por cada respuesta que recuerda ante la vista atónita de su profesora, que le ve contestar las preguntas con ánimo.

En Don Mandado, Iván nota que Juan está triste, cree que es a causa de los exámenes y le pregunta:

—¿Tan mal te fue, gordito?

Juan niega con la cabeza y le responde cabizbajo y a voz baja:

—Casi no pude hablar con mi hermano.

—¿Ya se fue?

—Yo creo que ya, se iba ahorita en la mañana y no tuve tiempo de estar con él, entre la estudiada y la trabajada... cuando yo llegaba, él ya no estaba, y cuando él llegaba de noche, yo ya dormía, y al levantarme, él dormía. Y no sé hasta cuando vuelva a verlo, falta mucho para sus vacaciones.

—Nando ­—exclama Iván.

—Sí, así se llama...

—¡No, Gordo! Llegó tu hermano.

Al verlo, Juan corre y lo abraza.

—Pensé que ya te habías ido.

—Cambié el boleto para más tarde. ¿Puedes salir un rato? No quiero irme sin comer un empalme de asado del Capri.

Juan voltea a ver al supervisor, que después de ver la escena asiente antes de que Juan diga alguna palabra.

Mientras saborean el asado de puerco, Juan le dice a su hermano:

—Si nuestros papás se enteran que vinimos a comer con la competencia...

Ambos ríen. Luego, Juan le platica a su hermano sobre el torneo de futbol Roca-Cola/Don Mandado.

—Me pasas bien las fechas para ir a verte jugar.

—Sí, claro ... falta que pase los exámenes.

—Por cierto, ¿qué te está pasando?, antes no sacabas tan bajas calificaciones.

—No sé, no puedo concentrarme. Cuando leo, me cuesta recordar lo que leí, me esfuerzo en poner atención, pero de repente, ya estoy distraído viendo...cualquier cosa, hasta una mosca me entretiene más que la clase.

Su hermano sonríe y palmea su hombro.

—Te doy un consejo, escucha la clase con los ojos cerrados, eso hará que no te distraigan los estímulos visuales, y para evitar la distracción mental, trata de imaginar todo lo que diga la maestra; visualízalo. Cuando estudies, pide a papá que te lea la lección o lo que tengas que memorizar y haz lo mismo, cierra tus ojos.

—¡Nunca se me hubiera ocurrido! Gracias ¿Tú lo haces?

—No, yo si soy inteligente —bromea Fernando y Juan lo golpea en el hombro mientras ríen.

PaqueteritosWhere stories live. Discover now