Extra 1: Encuentros fortuitos

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Layla

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Layla

Sigo sin creerlo.

¿Qué probabilidades hay de encontrar en el aeropuerto de New York a la única mujer que juró no volver? ¿Y de que esta venga acompañada de una mini-Stratford?

Aisha es la versión mini de Oliver. Si mi hermano supiese que las he visto, sé que no me creería.

Acabo de llegar de mi viaje a Milán junto a mis amigas y, aunque íbamos a alargarlo un poco más, Eva llamó angustiada porque me necesitaba aquí en la mansión para una desconocida visita. Y, heme aquí, queriendo agradar las demandas de mi queridísima madres...

Agustín, el chofer de Oliver, me ha venido a buscar al aeropuerto cuando llamé a Nana y esta le pidió el favor. La otra opción era pedírselo a Nate y ya sé de primeras que no iba a levantarse de la cama después de haber estado toda la semana pasada de viaje por trabajo.

Entro en la mansión Stratford gritando, ya que mi hermano no ha tenido la consideración de acercarme él a casa, al menos le haré saber cuando he llegado.

—¡Nate, despierta, estoy en casa!

Nana es la primera en salir a recibirme. La dominicana, a quien considero más madre que a Eva, me hace las típicas preguntas de "cómo he estado" y "qué tal lo he pasado". Hablar con ella es muy fácil y hasta acabo contándole que conocía un chico con el que pasé una noche entera. Obviamente me ahorro los detalles sucios, pero creo que se hace la idea cuando sonríe.

—Al menos, no te irás por un tiempo —dice, enhebrando su brazo con el mío, para llevarme a la cocina. —Siento que estos últimos meses no has estado mucho tiempo por aquí.

—No, no me iré ya hasta... quizás... el próximo año —murmuro, conteniendo la emoción —. Cuando estuve en Italia me reuní con la secretaria de Massimo Ferratti y...

—¿Y?

—Envié la solicitud para hacer un máster con él.

—¿Y cuándo sabes si ten aceptado? —Pregunta Nana, tan entusiasmada como lo estoy yo.

—En unos 15 días o así debería recibir la contestación.

—Sé que vas a ser admitida, porque no hay nadie con más talento que tú.

Nana me sirve un café y nos ponemos al día mientras desayunamos. Nate se nos une diez minutos después, con el pijama puesto y con cara de dormido.

—¿Tenías que gritar? —Me riñe bostezando.

—Si quería que te levantaras, sí —le saco la lengua y le preparo un café —. La próxima vez compraré un silbato y...

—¡Ni se te ocurra!

Nana se ríe por nuestra tonta pelea y mi hermano deja caer su teléfono en la mesa de forma dramática.

¿Debería decírselo? También es su sobrina y... ¿se lo digo?

—¿Por qué tengo la sensación de que te mueres por contarnos algo?

Me encojo de hombros sin borrar la sonrisa, ya hasta me duelen las mejillas de tanto sonreír. ¡Es que es increíble! ¡Una hija de Oliver! ¡Una nueva Stratford! Sé de alguien, aparte de Oliver, que se alegraría por conocerla.

—Vamos Layla, suéltalo.

—Es que no sé si debería decirlo —digo para hacerme la interesante, hasta Nate se alegrará cuando se lo cuente, puede tener un corazón de hielo, pero al menos no es tan "monstruo" como Eva.

Ambos sabemos que una vez me pregunte de nuevo se lo soltaré. A ver, yo antes era una persona capaz de guardar secretos, pero... es que este me produce tanta felicidad que quiero compartirla con más gente.

—Lo está deseando —contesta la dominicana entre risas.

Claro que estoy deseando contarlo, pero... ¿se enfadaría Bella si se lo dijera a Nate y a Nana?

—Pues... sabéis que he venido de viaje.

—¿Vas a decirnos eso, señorita obvio?

—Bueno, es que el aeropuerto he visto a alguien.

—¿Alguna de las Kardashian?

—¿Qué? ¡No!

Mi hermano enarca una ceja como si no me creyera.

—Ten un poco más de imaginación.

Nate suspira pesadamente.

—A ver... ¿a mamá?

—¿Es enserio? —Le golpeo en el brazo. —Déjame darte una pista. Es pelirroja y...

—¿A Bella?

—¡Sí! ¿No te parece increíble?

Nate se cruza de brazos en el pecho y Nana le mira con preocupación.

—¿Te ha buscado? ¿Quiere hablar con Oliver?

—¿Hablar con Oliver? —Arrugo la nariz. —¿Crees de verdad que después de haber sido humillada al ver como otra se casaba con el amor de su vida lo primero que va a hacer al venir a New York es ir a hablar con él?

Abre la boca y...

—¡Déjalo! No sabes nada de la mente femenina.

—No soy una mujer...

—Sí... ya me había dado cuenta de eso. Como también de que tienes la capacidad emocional de una ameba. ¿Quieres que te lo acabe de contar o no?

—¿Es qué hay más?

—¡Por supuesto! Lo importante de este encuentro fortuito es que... ¡No estaba sola!

—¿Ha venido con un novio nuevo millonario al que estafar?

—No, tonto. Venía con... ¡Una niña! ¡Su hija! ¡Nuestra sobrina! —Me dejo caer en la mesa de forma exagerada. —Es preciosa. Rubia como yo, con los ojos verdes como Bella, inteligente, ama a Aslan y... ¡Es una pequeña copia de Oliver! Hasta tú te quedarías embobado mirándola.

Saco el teléfono y le muestro la fotografía que le hice sin que Bella se diese cuenta. Sé que está mal, pero... tenía que inmortalizarlo. Busco la pantalla y se lo muestro a los dos. Nana se queda hipnotizada mirándola y hasta Nate no puede apartar los ojos de ella. Aunque, obviamente, esto jamás lo reconocerá.

—¿Se lo vas a decir a Oliver? —Pregunta cuando guardo el iPhone en mi bolso.

—Decirme, ¿qué? 

—Decirme, ¿qué? 

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Este extra sucede antes del inicio de "Sin miedo al amor", historia de Layla. 

Os recomiendo leer las dos historias para conocer con mayor profundidad el Universo Millionaire. 

Nos leemos muy pronto. 💙

Millionaire: un Amor Imposible #2 [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora