VIII

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**¿Y si me dejáis varios comentario que me ayude a subir en los puestos de los rankigs?**

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Capítulo 8: Un nuevo problema llamado Oliver Stratford

Bella

—Cuando dijiste que tenías unas invitaciones no dijiste que fueran porque Hannah trabaja en la galería.

No me molesta visitar museos ni exposiciones de arte, porque, aunque he dejado de pintar, nada impide que disfrute de este arte. De hecho, me gusta visitarlos con Aisha y ver su cara maravillada por todos esos colores que adornan las paredes, para después recrearlos a su manera en un cuaderno que pienso guardar como el mejor de los recuerdos y mostrárselo cuándo sea mucho más mayor.

Lo que sí que me molesta es cómo me siento y es como si me hubieran estafada. Hemos hablado innumerables veces por teléfono y siempre se han mostrado recelosos con sus empleos. ¿Por qué ocultarlo? No han cometido ningún delito y, hasta donde yo sé, este es uno de los mejores trabajos que hay en el mundo. Rodeados de arte, de imaginación, de poder... ¿Quién no querría pasar las 40 horas laborales en un lugar como este?

—Te lo íbamos a decir —se defiende mi mejor amiga bajando del coche —, pero como dijiste que ya no pintas, pensé que me lo echarías en cara.

—¿Qué clase de monstruo crees que soy?

Los dos comienzan a reírse y prefiero rebuscar en mi bolso a ver si tengo algo de comer antes de lanzárselo contra sus cabezas.

—¡Uno muy hambriento! —Dice Kaz cuando agarra un bombón de chocolate solo para molestarme.

—¿Comiendo chocolate? —Hannah enarca una ceja con escepticismo, ya que antes ni lo probaba. —No estarás de nuevo embarazada, ¿verdad?

Me llevo el chocolate a la boca y finjo que no la escuché.

—¿Estás embarazada? —Pregunta explayando los ojos, al ver que no contesto. —¿De tu jefe?

—No cometo el mismo error dos veces.

—Seguro que Aisha quiere un hermanito —murmura Hannah enhebrando el brazo con Kaz —. Y tu nuevo novio también, eso de criar a un hijo que no es tuyo solo hace que se quiera uno propio.

Les echo una mirada a ambos entrecerrando los ojos. Kaz golpea a Hannah en las costillas y este suelta una risa nerviosa, que casi pasa desapercibida. Casi. El tema niños queda aparcado cuando ella se adentra en la galería y nos deja a nosotros dos con el resto de los invitados haciendo cola.

Muchos de ellos conversan sobre las pinturas o, mejor dicho, sobre las expectativas que tienen cuando vean los cuadros de este autor. Aún no me ha quedado claro si se refieren a una mujer o a un hombre porque no he escuchado el nombre para hacerme una idea.

Millionaire: un Amor Imposible #2 [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora