Millionaire: un Amor Imposible #2 [EDITANDO]

IV

Capítulo 4: Un corazón descontrolado

Bella

Charlie saca la cafetera manual y se pone a hacer café mientras vigilo a las niñas. Lottie se niega a responder a su padre y la única vez que ha dicho algo es para decir que quería que regresáramos para celebrar su cumpleaños. Cumpleaños que fue hace ya unos meses. Aisha parece cohibida, pero poco a poco va relajándose con los juguetes que su prima le saca de su habitación. Ambas ahora están jugando en el salón entre tanto Charlie y yo nos ponemos al día desde la isla de la cocina. Es tan diferente hablar a través de una pantalla que hacerlo en persona... Me parece tan surrealista el estar frente a mi hermano...

—No me puedo creer que te haya llamado —Charlie sacude la cabeza sosteniendo una leve sonrisa en sus labios—. A ver, no me malinterpretes. Agradezco y estoy emocionado que estéis aquí, pero hubiera preferido que no hubiera sido por una mentira.

—Al menos sé que no ha pasado nada grave.

Charlie mira la taza en su mano con un aura intranquilo.

—¿Ha pasado algo?

Carraspea la garganta y, al mirarme, sus mejillas se tiñen de rojo.

—Tal vez... ha pasado algo.

—Charlie...

—Pero nada malo —inmediatamente responde — o eso espero.

Mis labios se estiran hacia arriba cuando él hace lo mismo. Esta no es la primera vez que le veo así de emocionado, pero sí desde que se separó de esa víbora con la que se casó. Claire Thompson parecía ser la nuera perfecta, pero toda su amabilidad se esfumó cuando Charlie le puso el anillo en el dedo. Dejó de venir a las comidas familiares. Ignoró las llamadas de mi madre. Tampoco quiso acompañarnos a las vacaciones de verano. Cuando nació su única hija acabó con una depresión posparto y creo que nunca se llegó a recuperar, sino... ¿qué madre prefiere pasar menos tiempo con sus hijos? Yo, desde que nació Aisha, me siento mal cada vez que tengo que ir a trabajar y debo dejarla con la vecina.

—Estoy... viéndome con una mujer.

—¡¿Qué?!

¡Oh! Eso sí que no me lo esperaba.

Charlie espera una reacción de mi parte y ¿qué puedo decir? El verle tan feliz después de tanto sufrimiento solo hace que le abrace y les acribille a preguntas. Siempre he querido hacer eso, interrogar a tu hermano hasta que él se venga abajo y te cuenta todo.

—¿Cómo se llama? ¿Dónde os conocisteis? ¿Quién invitó al otro a salir? ¿Dónde fue el primer beso? ¿A qué se dedica?

Mi hermano suelta una sonora carcajada y lo de hace una forma tan autentica, tan real, que no puedo agradecer a Dios por ponerle a esa mujer en el camino. Aún no la he conocido, pero si este es el efecto que tiene en mi hermano, no habrá nada que me impida alegrarme por él.